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Gustavo Pedraza: el arquitecto y pintor que hace del Tolima una obra de arte

Ibagué, Líbano, Melgar, Honda y otros 20 municipios han sido retratados. Esta historia demuestra que el arte, como la vida, es cuestión de perspectiva.
Historias
Autor: Juan Esteban Leguízamo
Autor:
Juan Esteban Leguízamo
Gustavo Pedraza: el arquitecto y pintor que hace del Tolima una obra de arte

Alrededor de 200 obras sobre el Tolima, sus paisajes y su fauna, ha pintado Gustavo Pedraza desde que consagró su vida a la acuarela hace 10 años.

Sus cuadros han sido expuestos a nivel local y nacional, además de haber participado en tres encuentros internacionales de acuarelistas (uno de los cuales le permitió exponer una obra en un museo de Italia).

Aunque ha pintado mucho, dice que aún está en búsqueda de una imposible obra maestra. Esta es su historia.

Lo de Gustavo no fue una revelación repentina, sino algo que surgió a fuego lento durante su infancia. “Desde niño me aficioné a pintar y siempre lo hice con lo que tuve a mano: lápices, crayones, témperas”, manifestó.

En un texto, Gabriel García Márquez escribió lo siguiente sobre las aficiones tempranas: “Creo que se nace escritor, pintor o músico. Cuando un niño llega a la escuela primaria puede ir ya predispuesto por la naturaleza para alguno de esos oficios, aunque todavía no lo sepa. Y tal vez no lo sepa nunca, pero su destino puede ser mejor si alguien lo ayuda a descubrirlo”.

En el caso del pequeño Gustavo, ese alguien fue su mamá, que lo impulsó a gozar sin temores de su juguete preferido: el dibujo. Tiempo después, fue la arquitectura.

“No fue hasta que estudié arquitectura que conocí la acuarela y me atrajo por su utilidad en el dibujo de proyectos, porque la acuarela es semitransparente. Después apareció el computador y otras cosas. Desde ahí comenzó mi pasión”, dijo.

Este descubrimiento tuvo lugar en la Universidad La Gran Colombia de Bogotá, en 1970. Luego Gustavo se graduó, ejerció como arquitecto y profesor por décadas y –en el medio– pintó acuarelas de manera intermitente.

“Solo cuando me jubilé, hace unos 10 años, busqué acuarelistas famosos, hice talleres con ellos, me dediqué de tiempo completo a la acuarela y viajé”, dijo.

Viajar. Para muchos de nosotros un viaje no está completo sin fotografías (quizá porque las fotos recuerdan lo que la mente olvida). Sin embargo, para Gustavo un viaje no está completo sin acuarelas.

Desde entonces, sus obras han sido expuestas en el Museo de Arte del Tolima, el Museo de Arte Bolivariano de Santa Marta, su estudio personal (donde atesora los más de 200 cuadros, sin contar los que ha desechado) y ha sido invitado a tres Trienales Internacionales de Acuarela.

“Esto fue un orgullo para mí porque seleccionaron a cinco personas de cada país y participaron 22 países. Estuve representando a Colombia en Fabriano (Italia) y tuve una acuarela allí”, indicó.

En 2021, durante la última Trienal que se llevó a cabo, Gustavo representó a Colombia y el Tolima con la ejecución de una acuarela en vivo (la acuarela es una técnica que usa colores diluidos en agua que se secan rápido. Esto demanda espontaneidad y rapidez del autor).

“Para mí fue como entrar a las ligas mayores. Todos teníamos dos horas para hacer un cuadro. Yo me inspiré en la luz del Tolima y pensé en nuestra identidad cultural. Escogí imágenes propias: arquitectura indígena, arroceras, el ganado, los riachuelos”, dijo.

Y agregó: “Es un paisaje que tengo en la memoria y el corazón. De hecho, pinté sin mirar una fotografía, todo estaba en la cabeza porque es lo que pinto todos los días”. Este fue el resultado:

Gustavo ha retratado a Ibagué, Ambalema, Melgar, Carmen de Apicalá, Murillo, Líbano, Anzoátegui, Chaparral, Cunday, Prado, Purificación, Alvarado, Rovira, Cajamarca, Anaime, Villahermosa, Espinal, Venadillo, El Guamo, Natagaima, Prado, Valle de San Juan y Honda.

“Permanentemente estoy saliendo y persiguiendo la belleza. A los pintores no se les pregunta qué han encontrado si no qué están buscando”, sostuvo.

Esa frase resume la razón que ha mantenido a Gustavo en movimiento, con sus ambiciones intactas y pintando por tantos años. 

El escritor Eduardo Galeano dijo que así era el horizonte. Si caminas dos pasos, él también se aleja dos pasos. Si caminas cinco, él corresponde alejándose. ¿Entonces para qué sirve el horizonte si no se alcanza? Para eso, sirve para caminar.

"Yo me levanto todos los días pensando en que voy a pintar mi acuarela mágica. La única y auténtica. Eso hace que viva buscando, mirando y creando. En esas estoy. Sé que estoy persiguiendo un imposible, pero eso no me detiene", manifestó Gustavo.

Por eso, al preguntarle cuál sería el consejo que daría a sus estudiantes, él responde: "pinte, pinte, pinte". Porque el arte, como la vida, es un ensayo y error para encontrar la propia perspectiva.

Plaza de Bolívar - Parque Murillo Toro

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