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Dos virtudes de la persona humana que hoy en día están olvidadas y poco puestas en práctica son: fidelidad y lealtad. Siento la necesidad de proponer que, entre todos, las rescatemos y las volvamos vida.
Como lo expresa José Morales en su libro ‘Fidelidad’, “la fidelidad sería la voluntad libre, firme y constante de mantenerse activamente vinculado a personas, ideales, y modos de vida, legítimamente aceptados, a pesar de la erosión de tiempo y de los obstáculos interiores y exteriores, que suelen ocasionar de modo natural cambios en el querer”.
Hace unas semanas iba en el carro con mi esposo y en una emisora el tema de la mesa de trabajo era que la mayoría de los hombres han sido infieles y han metido 'cachos', algo que solo se prestó para risas y burlas, pero nada emocionalmente constructivo o pedagógico. El tema, sin invitados expertos, únicamente fue discutido desde lo carnal, sin tener en cuenta que una infidelidad afecta la confianza, el amor, y la relación en una pareja.
No podemos olvidar que se es infiel con el pensamiento, la palabra y la acción, pero no solo en términos de pareja, sino también se le puede ser infiel a la familia, amigos, colegas, a la comunidad, a la patria y hasta a nuestro culto espiritual. En este sentido, igualmente se falta a la lealtad.
Esto me llevo a reflexionar en que la fidelidad la debemos tener presente en cada acto de nuestra vida. La fuente de la fidelidad viene del valor que le damos a su objeto, es decir, cuánto valoro mi pareja, familia, amigos, empresa, país, etc. La fidelidad verdadera habla el lenguaje del amor basado en la inteligencia y la voluntad.
Es posible adquirir esta virtud como un arte que implica hábitos, constancia, perseverancia y tiempo. De acuerdo como lo dice Morales, “puede decirse entonces que los hombres fieles no nacen, se hacen. La fidelidad supone un proyecto de construcción de la persona, un proyecto encaminado a establecer al hombre en el bien elegido y conducirle al fin”.
A continuación, les daré cimientos para desarrollar la fidelidad:
- Mantenerse firmes en las convicciones, siendo coherentes y fieles con uno mismo y así poder ser leal y fiel a otras relaciones.
- Redescubrir la fidelidad como vocación y luchar diariamente contra corriente, ya que el mundo nos muestra amenazas, riesgos, peligros que nos lleva a caer fácilmente.
- Con la pareja debemos trabajar la admiración del uno por el otro, invertir tiempo a la relación, comunicación efectiva y afectiva; debemos fortalecer y brindar el amor a través de la confianza.
- Cuidemos los comentarios negativos que hacemos en público de nuestra familia, pareja, empresa, país, etc, que nos llevan a ser infieles de palabras haciendo mucho daño.
Con estas sugerencias podemos rescatar y volver vida la virtud de la fidelidad.
