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El verdadero responsable del desastre que enfrenta Ibagué se llama Óscar Barreto Quiroga

Editorial EL OLFATO

Andrés Hurtado no tiene ni la culpa del desgobierno y la dejadez que enfrenta Ibagué. Desde el inicio de su carrera, como administrador del Aeropuerto Perales, dio muestras de que su personalidad era peligrosa para el desempeño de cargos públicos.

Eso se lo advirtieron a Óscar Barreto una y otra vez, pero él no prestó atención. Y Hurtado, con su melosería y adulación desbordada, logró convencerlo para que lo apoyara en su aspiración a la Alcaldía de Ibagué.

Sin embargo, al inicio del año 2019, Barreto estaba más concentrado en que Ricardo Orozco lo reemplazara en la Gobernación del Tolima, seguramente para mantener su ‘blindaje’ jurídico fuerte. La campaña por la Alcaldía de Ibagué pasó a un segundo plano.

Andrés Hurtado caminaba solo por las calles de Ibagué. Salía sin la comparsa de contratistas barretistas.

Los únicos que no le hicieron el feo y le iluminaron el camino en los momentos de soledad fueron la representante a la Cámara Adriana Matiz y el hoy gerente de Indeportes, Alexander Castro.

Ellos le estructuraron el programa de gobierno y le definieron la estrategia comunicativa para que Hurtado se visibilizara por cosas buenas, porque en la prensa siempre aparecían noticias relacionadas con los ‘piques’ ilegales y su oscuro proceso judicial que, desde ese entonces, estaban seguros de que no prosperaría. Extraño, ¿no?

La campaña avanzó y Orozco salía bien en las encuestas. Emilio Martínez y Mauricio Jaramillo, con su candidata Rosmery Martínez, no generaban ninguna amenaza para Óscar Barreto. Pero algo no cuadraba.

En los sondeos de opinión de la Alcaldía de Ibagué los excandidatos Rubén Darío Correa y José Barreto salían muy por encima del intrascendente aspirante Conservador.

Correa y José eran dos piedras en el zapato para Óscar: el primero, por ser hábil con la lengua y conocerles muchos secretos y, el segundo, por la rabiosa enemistad que traían de tiempo atrás.

Fue entonces cuando el exgobernador pidió una licencia, supuestamente para atender asuntos médicos, pero en realidad, dicen personas del barretismo, salió a las calles de Ibagué a voltearles líderes a Rubén Darío Correa y a José Barreto. (Ver: Cuatro candidatos a la Alcaldía de Ibagué lanzan duro ataque en contra del gobernador Barreto)

Recordemos que el excandidato Alfredo Bocanegra denunció que el entonces mandatario habría sido sorprendido en los barrios, en una camioneta oscura, ingresando a las viviendas de las personas que respaldaban a candidatos diferentes a Andrés Hurtado.

“¿Quién es el jefe del clan de los Barreto? El ‘negro’ Barreto, el más grande, este que se desplaza en estos videos en una camioneta particular, hacia los barrios en horas de la noche: todo esto se lo voy a entregar a la Fiscalía. ¡Ojalá señor Barreto no me mande a asesinar antes de que le entregue esto a la Fiscalía. ¡Por eso estamos pidiendo que llegue rápido la Fiscalía!”, expresó en su momento Bocanegra.

Luego, según lo confesó Rubén Darío Correa esta semana a EL OLFATO, Barreto y Hurtado le habrían pedido que renunciara a su aspiración por una suma superior a los $1.500 millones y contratos en la Gobernación del Tolima o en la Alcaldía de Ibagué. (Ver: El día que Óscar Barreto y Andrés Hurtado le ofrecieron a Correa más de $1.500 millones y puestos para que renunciara a su candidatura en 2019)

El encuentro fue en una casa de Las Victorias y los testigos fueron un empresario y un abogado de la ciudad.

De acuerdo con el testimonio de Correa, ante su negativa, buscaron al otro candidato que punteaba en las encuestas: José Barreto, quien, como todos conocen, renunció a su candidatura y adhirió a las malas a la campaña de Andrés Hurtado. (Ver: Después de decir que no votaría por el candidato Andrés Hurtado, José Barreto se unió a su campaña)

No obstante, los hermanos José y Miguel Barreto sostienen que ellos se hicieron a un lado no por dinero, sino por querer preservar la unión y la tranquilidad de la familia.  

Llegó el día de las elecciones y la estrategia del clan Barreto funcionó: Hurtado triunfó con una diferencia no muy grande. Correa quedó de segundo y la diferencia con el actual alcalde fue de 7.940 votos. Lo justo para derrotar a Rubén Darío.

El primero de enero del año 2020, Hurtado apareció en su posesión como Alcalde de Ibagué con la nariz operada, estrenando diseño de sonrisa, usando traje y zapatos exclusivos, con el look de ‘Fico’ Gutiérrez y con una agenda bajo el brazo, la cual tenía lista para cuando el juez Henry Beltrán, el que condujo el vergonzoso juicio de los ‘piques’ ilegales, le diera la buena noticia de la preclusión del proceso en su contra. (Ver: El regalo de Navidad que le dio el Juez de los 'piques ilegales' al alcalde Hurtado)

Y todo le salió como lo planificó. Apenas evitó el carcelazo, Andrés Hurtado abandonó a Óscar Barreto, le sacó de la Alcaldía de Ibagué a la mayoría de sus protegidos y fundó el ‘hurtadismo’, un movimiento soportado en su liviano gabinete.

Ahora, cuando le preguntan a Barreto por la traición de Hurtado y el desgobierno de la ciudad, solo sonríe. Sus inmediatos colaboradores dicen que no pronuncia palabra al respecto, solo sonríe y evita el tema.

Aquí hay dos cosas claras: si Barreto no se echa al hombro la candidatura de Hurtado, el alcalde de Ibagué seguramente sería Rubén Darío Correa y Andrés Fabián no tendría para usar camisas de $7.000.000 ni viáticos por más de $113 millones. Y lo segundo, a Óscar no le importa Ibagué, solo los votos y el poder.

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