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Las vías terciarias, una deuda social en el Eje Cafetero

Atender las necesidades de las vías terciarias contribuirá a la reactivación económica, la generación de mejores oportunidades para el sector agropecuario, el turismo, la educación, la salud y la construcción de paz en los territorios rurales.
Región
Autor: Redacción Región
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Redacción Región
Las vías terciarias, una deuda social en el Eje Cafetero
Foto: Gobernación del Quindío

La red vial terciara del país es de 142.284 km de vías rurales, de los cuales el Eje Cafetero tiene 20.428,5 km, perteneciéndole al departamento del Tolima 13.000 km, al departamento de Caldas 3.774,5 km, al departamento de Risaralda 2.014 km y al departamento del Quindío 1.640 km, encontrándose en gran proporción en regular y mal estado, lo que evidencia la gran brecha social que existe en el campo colombiano y en especial en la región del Eje Cafetero. 

El Banco Mundial en su informe de 2018 resalta que la dotación en infraestructura, especialmente de transporte, así como su calidad y la de sus servicios, contribuyen significativamente a la reducción de la inequidad (Perrotti y Sánchez, 2011), además de ser un potencial factor de competitividad y de crecimiento económico. 

Diversos estudios han demostrado una relación estrecha entre infraestructura de transporte con la pobreza, el desarrollo humano y la equidad, es por ello que la provisión eficiente de infraestructura  y en especial las vías terciarias es uno de los aspectos más importantes para las políticas sociales y la contribución al cierre de brechas del campo colombiano. 

Atender las necesidades de las vías terciarias contribuirá a la reactivación económica, la generación de mejores oportunidades para el sector agropecuario, el turismo, la educación, la salud y la construcción de paz en los territorios rurales.

La adecuación de las vías terciarias permite a los pequeños, medianos y grandes productores mejores posibilidades para la producción y comercialización de sus productos agropecuarios, su articulación con los centros de acopio, trasformación agroindustrial y la comercialización de sus productos agrícolas a mayor escala; además, de facilitarle la movilidad de la población rural para el acceso de los bienes y servicios esenciales del estado para su bienestar social e individual.

Actualmente, hay una gran ausencia de información actualizada y sistematizada sobre los inventarios viales de la red terciaria en el Eje Cafetero, que permita identificar los mapas de carreteras,  longitudes claras, kilómetros, estados de las vías, puntos críticos, poblaciones, productividad, flujos de movilidad y transporte, cierres, obras en construcción, entre otros; situación que dificulta los procesos de planificación y atención articulada entre las diferentes entidades del Estado Colombiano. 

Es un imperativo poder avanzar en procesos de planificación y priorización de las inversiones del Estado y su articulación entre los diferentes niveles de gobierno, bajo parámetros técnicos, sociales, ambientales y económicos, permitiendo de esta manera optimizar las inversiones y generar mayores impactos positivos a la inversión en el sector rural. 

De los 100 municipios que integran la Región de Planificación del Eje Cafetero, el 86% son de categoría sexta (con población inferior a 10 mil habitantes), situación que restringe las posibilidades reales de inversión para el mejoramiento y mantenimiento de la red vial terciaria a su cargo. Esto evidencia la necesidad de establecer ejercicios de cooperación, cofinanciación y descentralización entre la nación, los departamentos y los municipios, bajo criterios técnicos claros que permitan contribuir a la resolución efectiva de los problemas de las vías terciarias y su sostenibilidad en el tiempo.

La Región Administrativa y de Planificación del Eje Cafetero tiene una extensión territorial de 37.435 km2, y su suelo rural, cubre el 98.57% del territorio del Quindío, 90,01% del Tolima, 88,14% de Caldas y el 96,2% de Risaralda. Así mismo, la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA) (DANE, 2019), indica que la región utiliza 28.476 km2, de los que 20,1% se destinan a la producción agrícola y 57,7% a la actividad pecuaria (PER) . 

De los 100 municipios que integran la RAP Eje Cafetero, 52 tienen a más del 50% de su población viviendo en el área rural. Además, se tienen 37 municipios que hacen parte de las zonas más afectadas por el conflicto armado - ZOMAC. Es innegable que para avanzar en la senda del desarrollo y la equidad es necesario invertir en el desarrollo rural integral, proveer a la población campesina de bienes públicos rurales y en especial en el mejoramiento de las vías terciaras. 

Una de las grandes dificultades que poseen las administraciones municipales y los departamentos del Eje Cafetero, es que en gran parte del territorio las fuentes de explotación de materiales pétreos, aluvial y de canteras, ya están solicitados para la explotación minera, tanto para materiales de construcción y minerales preciosos, que hace imposible en gran medida que los entes territoriales puedan solicitar las autorizaciones temporales y los títulos mineros para la extracción de estas materias primas que requieren las vías terciarias, ya que la normatividad minera actual no permite el traslape de solicitudes de concesiones o de títulos mineros. 

Nuestros suelos, por estar en la región andina sobre la cordillera central, en el macizo volcánico más activo del país en el tiempo geológico, presentan  derivados de cenizas volcánicas, que por sus características geomecánicas son suelos de fácil movimiento y remoción, lo que se ve afectado por el aumento de las lluvias y mal manejo de aguas en las vías terciarias. Esto genera procesos de remoción de masas, que mantienen a los gobiernos municipales atendiendo emergencias permanentes en la red vial terciaria en los periodos de lluvia. Es necesario avanzar en planes de obras de estabilización, obras hidráulicas, bioingeniería para el manejo de taludes, mantenimiento de la red, puentes, diseños geométricos de las vías, placas huellas, intervenciones que mitiguen, minimicen y compensen los impactos ambientalmente, generando de esta manera intervenciones ambientalmente sostenibles. 

La situación mencionada anteriormente en periodos de lluvia impacta negativamente la movilidad, el derecho a la locomoción,  la productividad y las economías locales de los sectores agrícola y pecuario, que para los municipios de sexta categoría es mucho más grave, ya que las vías terciarías en mayor medida están a nombre de las Gobernaciones más no de los municipios, lo que agrava el acceso a los recursos, y a respuestas inmediatas a las emergencias viales. 

Es necesario llegar a un gran acuerdo nación-región para avanzar de manera estructural, con soluciones integrales y en línea con la mitigación y adaptación al cambio climático para la atención a las vías terciarias y dar así una esperanza de progreso y prosperidad para el campo, en el Eje Cafetero.

Autor: Diana Osorio

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