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Cifras de trabajo infantil disminuyen en el Tolima, pero el drama continúa

Aquellos niños, niñas y adolescentes que aún se ven obligados a buscar un empleo, deben ejercer actividades que requieren un gran esfuerzo físico.
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Autor: Redacción Región
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Cifras de trabajo infantil disminuyen en el Tolima, pero el drama continúa
Foto: EL OLFATO

Luego de una extenuante jornada laboral que lo desveló hasta entrada la noche, Camilo, un joven de 15 años de edad, a duras penas, encuentra las fuerzas para levantarse, preparar su almuerzo y nuevamente volver a salir a trabajar.

Aquello de estudiar y disfrutar de su infancia es solo un dulce deseo que espera compartir en el futuro, con las decenas de niños, niñas y adolescentes en el Tolima , que han podido dejar a un lado, la vida de adulto.

Aunque arraigado en el departamento, el fenómeno del trabajo infantil se ha venido reduciendo paulatinamente en la región. 

De acuerdo con datos recientes, presentados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el porcentaje de menores que deben cambiar sus tardes de juego por dinero bajó, pasando del 2,4% en el 2021, al 1,4% el año pasado.

¿Por qué no desaparece?

A pesar de que encontrar adolescentes como Camilo, con sus manos rústicas y con ampollas - debido al trabajo que desde temprano le tocó realizar - es cada vez menos recurrente, la directora de Infancia y Juventud del Departamento, Nayareth Castaño, explicó que este problema persiste por las dificultades económicas que suele tener el núcleo familiar de los menores.

“Hemos encontrado varias causas del porqué persiste el trabajo infantil y la principal es que vienen de familias vulnerables, lo que hace que cuando tienen 12 años empiecen a buscar actividades que les generen ingresos”, señaló Castaño.

Como es de esperarse, a estos solo se les emplean en laborales que implican un esfuerzo físico.

“Hemos tenido que ver muchos niños y adolescentes trabajando en cargar bolsas y bultos en las plazas de mercado, o haciendo domicilios. Se ve directamente que son empleos porque les pagan por ello”, añadió la funcionaria.

Los epicentros del trabajo infantil 

Si bien el problema está presente en todo el departamento, ha habido municipios en los que se evidencia un mayor número de adolescentes asumiendo trabajos que no les corresponden por su edad.

En Ibagué, por ejemplo, buena parte de este fenómeno se concentra en los centros de acopio y en la emblemática carrera Tercera, donde los jóvenes llegan a buscar oportunidades en el sector informal, por su cuenta o con la ayuda de sus padres.

“Muchas veces hemos encontrado con que los tutores naturalizan el trabajo infantil, pues prefieren tenerlos en sus puestos de trabajo a que se queden en casa y consuman sustancias psicoactivas”, relató Castaño.

Casos parecidos suceden en Honda, con la diferencia de que allí, los menores se emplean para realizar labores relacionadas con la pesca.

También pasa en Melgar, el cual registra un alto índice por el turismo que allí se maneja.

Finalmente, se encuentra la población joven de la zona rural del departamento, lugares donde este fenómeno es muy representativo, puesto que desde temprana edad empiezan a ayudar en las labores de la finca, ya sea cosechando o recogiendo.

Explotación disfrazada de necesidad

Cuando la causa del trabajo infantil no es la necesidad, sino la avaricia de un adulto por generar ingresos a costa de la explotación de los niños, el asunto cambia por completo.

Según explicó la directora, se han presentado situaciones en estos años, en los que fue necesario separar a los padres de los menores, debido a las sospechas de utilización malintencionada de sus hijos para beneficio propio.

“El ICBF cuando encuentra un menor en situación de trabajo infantil entra a revisar a los padres porque a veces este fenómeno puede camuflar muchas cosas”, aseguró.

Entretanto, con el objetivo de prevenir y seguir reduciendo las cifras, la directora mencionó que se adelantan campañas pedagógicas orientadas a los padres, quienes tienen la responsabilidad de garantizar las mejores condiciones en la infancia de sus hijos.

Esfuerzos que parecieran ser en vano, reflexionó Camilo, en la medida en que la pobreza siga tocando la puerta de hogares como él suyo; pues la necesidad y, por lo tanto, la obligación de trabajar para acabar con ella, no distingue edades.

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