fbpx La emotiva historia de Yina: después de 29 años, busca encontrarse con su madre en Ibagué | ELOLFATO.COM - Noticias de Ibagué y Tolima Pasar al contenido principal

La emotiva historia de Yina: después de 29 años, busca encontrarse con su madre en Ibagué

Este es el relato de un amor incansable, uno al que le sobran los años de búsqueda, pero le falta una de sus piezas. 
Ibagué
Autor: Redacción Ibagué
Autor:
Redacción Ibagué
La emotiva historia de Yina: después de 29 años, busca encontrarse con su madre en Ibagué

Un árbol es mucho más de lo que vemos desde afuera, pues son sus raíces enterradas las que nos hablan de su principio. Esta metáfora no habla exactamente de biología, sino de la historia de Yina Marcela Mosquera Carmona, quien fue abandonada hace 29 años y ahora busca encontrar a su madre en Ibagué. 

Para muchos ser dados en adopción significa no conocer a sus padres biológicos, para algunos, rabia y, para otros cuantos, es motivo para hacerse una pregunta sencilla con una respuesta complicada: ¿Por qué? 

Esa es precisamente la incógnita que ha llevado a que Yina, desde Italia, a 9.491 kilómetros de Ibagué, busque conectarse de nuevo con su raíz, una que le fue cortada cuando apenas tenía dos años de vida. 

“Fui adoptada por mis papás de ahora en el 96. Yo tenía dos años. ¿Por qué me adoptaron? Porque mi mamá (biológica) me llevaba a los semáforos a pedir plata cuando yo era una bebé. Después, iba y me dejaba botada y se perdía varios días”, contó. 

Y agregó: “una vez me encontraron encerrada en la habitación de un hotel. Ella me dejó ahí. Aunque la llamaron a dar declaraciones, nunca dio su cédula ni ningún dato suyo”. 

Años después, esa pregunta de la que les hablaba en un inicio se multiplicó: “¿Quién es? ¿Está viva? ¿Dónde está? ¿Necesita ayuda?”, dijo Yina. 

Encontrar la solución a tantos enigmas se convirtió en la aguja en medio de un pajar, pues eran más las dudas que los datos que permitirían resolverlas. 

“Encontrar la cédula de ella ha sido muy complicado. Conseguí muchos datos porque, gracias a mi padrino, quien trabajaba en el hospital Federico Lleras, encontré algunos, como el historial clínico de mi mamá”, precisó. 

Dicen que los buenos contactos son como vagones que nos llevan más rápido a nuestro destino. En eso, tal cual, se convirtió su padrino. La información, aunque escasa, le sirvió para acercarse a aquella mujer sin rostro.

“Pude sacar muchísimas cosas de ella como era. Supe que había muerto un hermano mío, o sea, que fue antes de mí. También, supe que tenía otro hermano y encontré su nombre. Él es dos años mayor que yo. Además, descubrí el nombre de mis abuelos, todo a través de esa historia clínica”, mencionó. 

Sin embargo, pese a que ya había encontrado algunas piezas de su rompecabezas, aún le faltaban muchas otras, unas que no pudo continuar buscando de cerca cuando su investigación se vio interrumpida por un repentino viaje a Italia. 

“Me vine para Italia y no podía hacer nada con 18 años. Envié una solicitud al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, pidiendo datos de ella, pero no me daban nada. Me decían que tenía que esperar hasta que cumpliera 21 años”, lamentó. 

Y así fue. A los 21 años, en el 2015, Yina volvió a Colombia con el mismo objetivo en mente: encontrar a su mamá. 

“Pedí una cita en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, que está al frente de lo que eran las Piscinas Olímpicas. Fui, pasé por varias psicólogas. Me preguntaron que yo por qué quería encontrar a mi mamá y yo les dije que era como una necesidad mía, pero yo no quería nada con ella, sino quería ver cómo era y saciar la necesidad de todo niño que lo adoptan: saber cómo es”, puntualizó. 

Nuevamente la incertidumbre tomó las riendas de esta historia. ¿Era posible encontrar a una mujer de quien se desconocía su cara? ¿Acaso alguien la había visto alguna vez? 

“Los del ICBF se ofrecieron a acompañarme al lugar en el que ella se quedaba, pero yo les dije que no porque quería ir con mi padrino. Lo llamé y le comenté dónde era (…) Fuimos los dos a un hotel como de los más bajos, es un sitio donde se quedan las trabajadoras sexuales”, narró.

“Al llegar, pregunté por buscando a Francia Inés Mosquera, que es como se llama mi mamá. La señora me miró y me dijo: ¿Quién la necesita? Y yo le dije: soy fulanita de tal. Se quedó mirándome como si se le hubiese parado el mundo, llamó al hijo y le dijo: ella es la hija de ‘maniquí’, entonces el muchacho me miró y me dijo: yo la cuidaba a usted cuando era bebé”, añadió. 

Los dos nuevos personajes en la historia de Yina le resumieron lo poco que sabían de su mamá: iba y venía desde Bogotá; era analfabeta; se ganó la lotería, se consiguió un novio que la dejó en la calle y desde el 2012 no la volvían a ver.  

“Le dije que si la volvía a ver en Ibagué me contactara, pero nunca la volví a ver. Nunca nos contactamos (…) Yo empecé a buscarla por otros lados: en las morgues de Bogotá y de Ibagué. Busqué a mi hermano, la busqué a ella y nunca los encontré”, dijo. 

Con el paso de los años, el reloj en su contra y cansada de correr sin avanzar, la joven decidió rendirse, aunque algo en sus adentros no se va, ese algo que suelen definir como “lo último que se pierde”.

“Uno no puede seguir detrás de una búsqueda que no da frutos, pero yo quedé con la esperanza de que los iba a encontrar. Así sea yo verla en la tumba y decir esta fue mi mamá, y esa era mi esperanza”, concluyó. 

La historia de Yina es la muestra de un amor incansable. El amor sin fronteras que, como un árbol centenario, la ha mantenido unida a sus raíces, aunque ni siquiera las haya conocido. 

*Si usted conoce o tiene alguna información sobre Francia Inés Mosquera Carmona o a Rotber Montoya Mosquera, hermano de Yina, puede comunicarse al 316 398 8198.

 

Temas relacionados 
© 2024 All reserved rights.
Diseño y desarrollo web por Micoworker