Destacado nadador tolimense denuncia presunta negligencia médica en el Hospital San Francisco

Carlos Mario Santofimio no creyó que un simple dolor de estómago se convertiría en su experiencia más traumática de la vida y eso que, lamentablemente reconoce, ha vivido muchas. (Ver: Creció bajo protección del ICBF y hoy es abogado, docente y uno de los mejores nadadores de Sudamérica)

Un día de mayo de 2019 se levantó con el estómago inflamado y un poco de dolor, el cual fue aumentado en el transcurso del día hasta que decidió en horas de la noche que lo mejor era dirigirse hacia urgencias.

“Me fui para urgencias del San Francisco, los médicos me enviaron a tomarme una radiografía donde no salió nada, entonces la doctora que estaba de turno esa noche dijo que era una obstrucción intestinal, así que me enviaron unos antibióticos y unos edemas”, contó Santofimio. Sin embargo, lo síntomas no disminuyeron, al contrario.

“Duré dos días así y volví a urgencias del San Francisco presentando los mismos síntomas: mucha fiebre, inflamación en el estómago y muchísimo dolor, pero solo me aplicaron una inyección que para el dolor”, agregó este joven.

Algo le decía que eso no podía ser un dolor normal, así que decidió ir donde los médicos de Indeportes para consultarles, con cara de alarma una de las deportólogas llamó de inmediato a un colega en la Clínica Calambeo (Avidanti) y en pocos minutos ya estaba siendo remitidito a este nuevo centro asistencial.  

“Me hacían exámenes y un montón de cosas y todo salía bien, pero sufrí una complicación, entonces llamaron a mi mamá diciendo que me iban a hacer una exploración, pero que no se sabía qué era lo que tenía”, expuso Santofimio.

Estando allí los médicos descubrieron que además de una grave peritonitis, este paciente tenía perforado el colon y una infección que llevaba recolectándole materia.

“Cuando me empezaron a operar encontraron casi dos litros de materia de la misma infección, además, en el San Francisco me habían hecho aplicar unos edemas, los cuales me hicieron perforar el colon, así que me tuvieron que cortar como dos centímetros de colon y hacer como un injerto”, sostuvo este nadador y ganador de medalla de oro en los juegos Para-Nacionales de 2015.

Aunque lograron operar la peritonitis con éxito, la infección intestinal era tan delicada e incisiva que duró casi dos meses con el estómago abierto, ya que constantemente debían hacerle lavados.

“Salimos de cirugía, pero después de la peritonitis me quedó la infección y duré dos meses con ella. Cada cuatro o cinco días debían hacerme un lavado de intestino, ya al mes larguito me pudieron cerrar el estómago y empezó poco a poco la recuperación. Fue muy traumático”, afirmó.

Durante todo este calvario perdió más de 20 kilos, sin mencionar que necesitaba ayuda diaria de otras personas, pues debido a lo delicada que había sido su cirugía, más su discapacidad (una malformación congénita que afectó sus piernas, una que perdió desde la rodilla y otra que tuvo que ser reconstruida en su totalidad), estaba físicamente impedido.

Proceso legal

Por un año (que se cumple en mayo), este nadador tolimense debe alejarse de las piscinas y de toda clase de actividades físicas, ya que los especialistas le explicaron que quedaba muy propenso a que se le abriera la herida, se le generara una hernia o se le presentara cualquier otra complicación. Ante esto, decidió llevar el proceso a las vías legales.

“En estos momentos el abogado le entregó todos los documentos a un médico para que mirara toda la historia médica, dé un concepto para así instaurar la respectiva demanda con el hospital”, aseveró.

Un adiós temporal a las competencias

Cuando se presentaron todos estos problemas, Santofimio se estaba preparando para los Juegos Para-Nacionales Bolívar 2019.

“Venía de ser campeón en los juegos pasados de 2015, nosotros íbamos a ratificar y obtener el mayor número de preseas para el Tolima. Estábamos preparándonos para traer cinco medallas de oro y me iba a retirar del deporte obteniendo esos logros. Pero esto troncó ese sueño que tenía”, narró con profunda nostalgia.

Sin embargo, agradece a las anteriores directivas de Indeportes Tolima porque a pesar de que no podía competir, entrenar o estar presente en alguna competencia de natación, no le quitaron el apoyo económico, razón por la que pudo cubrir todos los gastos de salud y su larga recuperación.

Todo, hasta finales de 2019, cuando finalizaron los contratos de las anteriores administraciones. Desde allí se encuentra a la deriva, sin un empleo, pero sin dejar de luchar.

“He estado golpeando en muchas empresas buscando empleo, pero no he encontrado. Así que empecé a dictar clases de natación”, explicó.

Clases intensivas de natación

Así que, quienes deseen tomar clases de natación, terapias o rehabilitaciones con este campeón pueden hacerlo en las piscinas de Villa Café. Son 12 clases intensivas por un costo de $75.000.  

Las clases son de martes a viernes de 9:00 a 10:00 de la mañana y de 2:00 a 3:00 de la tarde. También los sábados y domingos de 10:00 a 11:00 de la mañana.

No importa la edad, todos son bienvenidos. Solo deben comunicarse al teléfono 3162786262.

Su otra historia

Cuando tenía tan solo cinco años tuvo que enfrentarse al abandono de sus papás, quienes lo dejaron en manos de una vecina en el municipio de Rovira, de donde es oriundo.

El motivo de este abandono fue la discapacidad física con la que nació, una malformación congénita que afectó sus piernas, una que perdió desde la rodilla y otra que tuvo que ser reconstruida en su totalidad. Sin mencionar, la falta de los dedos corazones de ambas manos.

“Mis padres biológicos me abandonaron por mi discapacidad, era una carga, se desentendieron de mí. No supe nada de ellos hasta muchos años después”, contó Santofimio.

Estuvo durante un año con esta vecina -con ella todavía mantiene el contacto-, hasta que fue enviado al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) de Ibagué. Carlos Mario expuso que la señora tenía sus propios hijos y ya no tenía los recursos para sostenerlo a él.

Sin embargo, después de pasar por diferentes hogares sustitutos, a sus siete años llegó a los brazos de la familia Moreno Góngora. Con el abrigo de don Tulio y doña Oliva, las cosas cambiaron.

No les importó la condición física que presentaba, desde un inicio le enseñaron que no tenía ningún impedimento para hacer realidad sus sueños. De hecho, fueron quienes costearon las operaciones que necesitaba en sus piernas debido a su malformación congénita.

“Ellos fueron los que batallaron conmigo en las operaciones, costearon los viajes a Bogotá y cuando empecé a trabajar con el tema de la prótesis, ya en la fase de recuperación, me impulsaron para que iniciara mis estudios. Nunca me dejaron desfallecer”, recordó.

También potenció sus talentos y a sus ocho años le recomendaron tomar clases de natación, ya que este deporte le ayudaría a adaptarse a la prótesis. Lo que no sabía Carlos es que, en ese momento, en que se sumergiera por primera vez a una piscina, su vida cambiaría.

A sus 10 años ya hacía parte de la Selección Infantil del Tolima de Para-Natación, allí descubrió, además de su potencial, que había muchos más niños en condición de discapacidad. Personas enamoradas de la vida, con ganas de luchar y salir adelante.

Llegaron los torneos, empezó a foguearse con otros deportistas, pasaron los años y cuando menos pensó ya estaba recibiendo reconocimiento a nivel nacional e internacional por ser uno de los mejores nadadores del país.

“En 2014 participamos en un mundial de natación, los Juegos Centroamericanos en México, obtuvimos una medalla de plata bastante peleada contra el subcampeón olímpico de Londres. En 2015 fueron los juegos Para-Nacionales, una de las mejores experiencias de mi vida”, recordó.

En esta competencia fue condecorado con la presea dorada, además del récord Para-Nacional que lo ubicó como el tercer mejor nadador de Sudamérica.