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El poco tiempo que tienen los ibaguereños e ibaguereñas para estar en familia lo están pasando atrapados en trancones vehiculares. Cada día, la ciudadanía está perdiendo horas enteras tratando de llegar a sus lugares de trabajo u hogares. Cada vez más se convierte en una utopía poder almorzar en casa.
De toda la herencia nefasta que nos dejó Andrés Hurtado, quizá la in-movilidad vehicular sea una de las que más afecta la calidad de vida de los ibaguereños. Además de los cerca de 200 kilómetros de vías que se encuentran en pésimo estado, la ciudad sigue sin dar un paso adelante en la construcción de nuevas obras que ayuden a descongestionar el tráfico.
Y es que el problema es integral: al pésimo estado de la malla vial se suman factores como las fallas constantes en las 93 intersecciones semafóricas, la ineficiencia de la autoridad para controlar el mal parqueo, la lentitud en la implementación del SETP, la falta de cultura ciudadana y el absoluto desinterés de Hurtado por la movilidad sostenible, pues en los cuatro oscuros años de su mandato no construyó ni rehabilitó un solo metro de bici-infraestructura.
Pero vamos por partes. Desde la administración de Guillermo Alfonso Jaramillo, la ciudad cuenta con un estudio completo para la modernización de la red semafórica y la implementación de un centro de control. Todo estaba listo para ser licitado e implementado, pero pasaron cuatro años y no se instaló ni un semáforo nuevo.
Según decía Hurtado, la modernización semafórica se haría a través del SETP. El problema es que el Sistema Estratégico de Transporte Público (un proyecto de $450.000 millones, el más grande de la historia de Ibagué) avanza a pasos de tortuga. El ente gestor se ha destacado más por el leonino convenio con INFOTIC y por subirle al pasaje de bus, que por brindar soluciones reales de movilidad.
Por supuesto, otro grave problema es tanto la falta de cultura ciudadana como la ineficiencia en el ejercicio de la autoridad. Sigue siendo normal ver vías taponadas por vehículos y motos mal parqueadas, así como trancones interminables en donde no se ve por ningún lado un agente de tránsito. Los paleteros siguen siendo la única alternativa para no naufragar en la avenida Pedro Tafur o en la glorieta de la Ambalá durante las horas pico.
Justamente, ese desinterés en promover campañas y ejercer la autoridad ha sido el causante de la pérdida de vidas. Según datos de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, durante el 2023 perdieron la vida 82 ibaguereños en accidentes de tránsito, mientras que otros 1015 resultaron lesionados. En otras palabras, mientras la ciudadanía fallece en las calles, la Alcaldía ha brillado por su ausencia.
Como si fuera poco, la Secretaría de Movilidad fue y sigue siendo una de las peores dependencias del Municipio. Para la ciudadanía todavía resulta tortuoso expedir una licencia de conducción o realizar cualquier trámite. Y, pasado un mes de la administración de Johana Aranda, la dependencia continúa sumida en el caos y la negligencia. En eso, hay que reconocer, la alcaldesa está demostrando ser una gran sucesora de su maestro y jefe, Andrés Hurtado.
Por todo lo anterior, a los ibaguereños e ibaguereñas solo nos resta rezar para que algún día el hurtadismo empiece a implementar proyectos que están estructurados desde hace dos administraciones, a saber, el SETP, las zonas azules, la ampliación de la infraestructura para movilidad sostenible y la construcción de obras fundamentales como la calle 103, la carrera 13, las diagonales 83 y 85, entre otras.
Claro que todo lo anterior parece una utopía, porque los términos “hurtadismo” y “desarrollo” son, por sí mismos, una antonimia.
