Hace varios años escribí para otro medio de comunicación que el futuro del Partido Conservador tenía un líder natural y era el ese entonces el gobernador del Tolima, Oscar Barreto Quiroga pues no se vislumbraba otra figura que tomara las banderas de la colectividad y le fijara un norte.
Al volver a regir los destinos del departamento, ese liderazgo se consolidó no solo por el trabajo político sino por la forma de gobernar que es lo más importante en mi forma de ver. Con su lema “ Soluciones que transforma” , dio paso a la retórica de los gobernantes a las ejecuciones.
Las cifras y estadísticas electorales de la pasada contienda reflejan que no en vano recorrer el departamento del Tolima desde las cuatro de la mañana y terminar las jornadas a las doce de la noche, haya sido infructuoso, por el contrario, ese ritmo particular y que por inercia tenían que seguirlo sus colaboradores sacó no solo al departamento de ese marasmo improductivo de la burocracia regional sino que lo llevo a la espesura de buscar soluciones y de verdad transformar.
Sin negar que el llamado “ Barretismo” que llaman algunos es la columna vertebral del Partido Conservador, sería injusto para el mismo partido desconocer los que otras fuerza políticas aportaron, así sea en mucho menor escala lo que si permitirá una vez que Barreto Quiroga termine su periodo, unir definitivamente y bajo su egida figura a los azules y que a su vez, se llegue a la conformación de un grupo político de varias fuerzas pero con objetivos comunes para gobernar al Tolima no por un periodo de cuatro años sino con proyección de desarrollo planificado.
No quiero dejar pasar por alto situaciones que no deberían pasar y que afectan la credibilidad de los partidos como conformaciones políticas y democráticas, y es el hecho de las conductas, que si bien es cierto son individuales se vuelven colectivas cuando se pasa por alto simplemente para aprovechar el momento político. Nuestro Partido debe ser exigente con quienes lo conforman, existe mucho trecho, de una conducta investigada a una conducta condenada. Lo que significa, que el todo no vale.
Con asombro escucho que aún sin posesionarse el nuevo mandatario Ricardo Orozco ya haya quienes se postulan como aspirantes a sucederlo, eso no puede ser, ya que, obedeciendo a la premisa anterior, lo que se desea es consolidar y buscar alianzas, pero los acuerdos políticos no son para imponer quereres personales sino colectivos.
Al nuevo mandatario hay que apoyarlo porque estamos a mitad de la tarea, además, Oscar Barreto deja la bandera en lo más alto y no creer que si Mauricio Jaramillo, acabó con el partido liberal eso nos libera de responsabilidades mayores por lo que no hay que minimizar y dar oportunidades a nuevos integrantes de la gran familia conservadora. Claro que se gobierna con los que hacen parte del proyecto político pero son tan valiosos los de 15 mil votos como los de 10, ya que ellos para lograr esa cifra necesitaron de los de 10.