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“Toño” Nieto, el músico ibaguereño que tocó por cinco años en el Show de Jimmy

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José Antonio Nieto Martínez, mejor conocido como “Toño” Nieto, es un cantante, compositor y percusionista nacido en Ibagué. Sus inicios como artista fueron cantando villancicos cuando tenía 13 años, en un grupo musical infantil. Antes de cumplir la mayoría de edad, llegó a Bogotá para darse a conocer, y empezar a sembrar lo que sería una nutrida trayectoria musical de más de 50 años.

Alternó para Orquestas como la de Lucho Bermúdez, Tomás Di Santo y Los 5 de Oro, los Reales Brass y Los Astros. Estuvo en el recordado Show de Jimmy durante cinco años y medio, tocando las congas, haciendo coros y dejando huella en uno de los programas más emblemáticos de la televisión colombiana, desde los años 70’. Hoy, “Toño” Nieto es la joya del Hotel Casa Morales de Ibagué, entonando boleros, tangos y música tropical en las noches.

En un ambiente de casas antiguas y calles sin pavimentar creció “Toño”, como desde pequeño le llamaban su familia y amigos del barrio El Carmen, donde hoy todavía reside. Desde temprano, entre el estudio y el fútbol, la música le dio una oportunidad. Cantó villancicos en los diciembres de fines de los años 50’, al pertenecer a una murga infantil fundada por don Luis, un vecino zapatero, y de la cual saldrían otros notables músicos como Edgar Bernal, bajista y un gran amigo de toda la vida; Hernán Gutiérrez (que luego haría parte del grupo Fruko y sus Tesos), Miguel Montoya, Gustavo Urueña y Germán Saavedra.

En particular, “Toño” Nieto recuerda un concurso que con la murga infantil ganó en la emisora La Voz del Nevado, pues fue la puerta de entrada a su primer sueldo como músico. Alirio Caicedo y Mery Eslava, propietarios del famoso restaurante Boquerón, los contrataron para tocar y cantar los viernes, sábados y domingos en su negocio, alternando con una orquesta de veteranos. “Éramos la sensación... nos cuidaban como si fuéramos hijos de ellos…no nos dejaban tomar…nos dejaban comer lechona y tomar gaseosa.

“Toño” y sus amigos se entusiasmaron tanto con la onda musical, que decidieron formar el grupo The Blue Star, comprando poco a poco sus propios instrumentos. Era la época del rock sesentero, y todos querían adoptar un nombre en inglés; sus ensayos eran en el patio de una casa, y con el tiempo, acompañaron a las reinas en las fiestas del folklor, montaron canciones de moda, y se dieron a conocer en la radio local.

Sus primeros instrumentos y composiciones

Don Luis sería también el artesano de unos pequeños tambores que fueron el primer instrumento que “Toño” Nieto aprendería a tocar. Respecto a esto, existe una curiosa anécdota. “Ese instrumento tocó hacerlo dos veces…él lo tenía ya casi listo…con los redondeles para templar un cuero que era muy delgadito, un cuero de chivo…lo puso a secar…pero él tenía un gato…y el gato se comió ese cuero…y se ahogó…entonces tocó hacerlo otra vez”.“Toño” era además muy recursivo. Se valía de un taburete en su casa para seguir ritmos y sonidos de las emisoras de onda corta que se sintonizaban en aquel tiempo. Imitaba las notas de la canción El merecumbé y otros éxitos de Pacho Galán y Lucho Bermúdez. Incluso, compró un barril de madera donde se transportaba el alcohol para la Licorera del Tolima; lo reforzó, le buscó pedazos de cuero y así empezó a desarrollar su virtud creativa.

Primero aprendió a tocar, luego hizo coros y la composición musical llegó por inspiración de las fiestas folclóricas de Ibagué. Su primera canción Viene la Cumbia, la hizo a los 16 años observando las danzas que acompañaban a las reinas de la costa:

Oye ya viene la cumbia, la cumbia ya viene
viene con vela encendida,
con polleras y tambores,
vienen los negros bailando
con trajes de mil colores…

“Toño” Nieto afirma que las bases de su composición están en las buenas clases de literatura y lengua castellana que recibió en el Colegio Tolimense con José Antonio Vergel Alarcón, un escritor proveniente de Alpujarra, Tolima. Aquel despertar a través de las imágenes poéticas y la belleza del lenguaje, encendieron en “Toño” la pulsión de la letra hecha música. Sobre su primera cumbia afirma que “veía cómo bailaban [las comparsas en las fiestas del folklor]…y yo me imaginaba en el mar, viendo las palmeras, el susurro del mar…y la fui escribiendo”.

Su partida hacia Bogotá

Al terminar su bachillerato, “Toño” y algunos de sus amigos se establecieron en Bogotá en búsqueda de un futuro como músicos. Vivieron en residencias universitarias, pues no tenían familia; dormían cinco en un solo cuarto, lavaban la ropa los fines de semana y salían a comer en restaurantes.

A “Toño” lo habían visto tocar en Ibagué con la Orquesta Caribe, Orquesta Sonovisión, y Henry y su Combo, por lo que lo llamaron de la capital para La Sonora de Rafael “Chicho” Medina, trompetista de Los Melódicos. Se fue en 1.966, a los 17 años, y con un padre que deseó verlo como abogado. Al ser el único varón, su padre, quien era Ingeniero Químico de la empresa Bavaria en Ibagué, le decía: “Así me quede yo en la inopia, yo quiero que usted estudie en Bogotá en la Universidad del Rosario”. “Toño” reconoce que lo defraudó, porque una vez engolosinado con la música, ya fue difícil dejarla. Los primeros años no habló mucho con su familia, por los limitados medios de comunicación, y contaba además con poco dinero para viajar a su ciudad musical.


En Bogotá, “Toño” tocó con el peruano Alfredo Linares (autor del Mambo Rock), en el grill Miramar; con Tomas Di Santo y Los 5 de Oro en el Salón Monserrate del Hotel Tequedama (con quienes obtuvo una Orquídea de Plata Philips); con Los Caribe, Los Reales Brass, Los Astros y con Joe Armando y su sexteto internacional. Incursionó en el jazz con José “Joe” Madrid y con Armando Manrique Daza en la Orquesta Armando y su Manrricura, en el Hipocampo Música Bar, ubicado en el sector de El Chicó.

Con pianos, un bajo, tres voces y las congas de “Toño” Nieto, prendían las noches en aquel sitio connotado que reunía a personalidades del país como Fernando González Pacheco, Álvaro Ruíz, Virginia Vallejo, Antonio María Peñalosa, Mario Gareña, Hernando “ el Culebro” Casanova y el recordado Jimmy Salcedo, con quien trabajaría por cinco años y medio.

Su paso por el Show de Jimmy

“Un día necesitó un percusionista y me dijo:-Toñito, camine me refuerza-”, así lo invitó Jimmy Salcedo a su popular show de música y humor, recordado por varias generaciones de colombianos. De tocar salsa y música tropical en el grill Miramar, y jazz en el Hipocampo Música Bar, “Toño” Nieto acompañó con sus congas a artistas nacionales como Claudia de Colombia, Yudy Henríquez, Isadora, Raúl Rosero, Ximena, Amparo Escobar y Óscar Golden; e internacionales como el bolerista Roberto Ledesma, Leo Dan, Julio Iglesias y Rocío Dúrcal.

“[En el Show de Jimmy] había que tocar la conga…hacer coros…ser un poco actor mientras tocábamos…y acompañar al que llegaba, que tenía que cantar al estilo de La Onda Tres… los que no pasaban por ahí, era como si no existieran”. Estar en este tipo de programas no era cosa fácil, cuando en estos tiempos abundan los realities musicales, y su convocatoria es masiva y abierta. “Toño” lo logró gracias al talento de sus manos al tocar los cueros de un par de congas.


De Jimmy, recuerda su exigencia y disciplina. Con él, aprendió lo que era “ser un artista”; la necesidad de proyectar una imagen dotada de elegancia y refinamiento, y mantener buenas relaciones sociales en el medio. Ensayaban los miércoles, grababan los jueves y doblaban el programa los viernes. “Toño” Nieto incluso le ayudó a hacer cuñas comerciales cuando se lo pedía; “él en el piano y yo con la percusión…hacíamos los coros, los arreglos y luego íbamos al estudio”.

Con Alberto Nieto en la batería, César  Hernández en la guitarra, Jimmy Salcedo en el piano y “Cataño” en el bajo, “Toño” Nieto estuvo en la movida musical del Show de Jimmy tocando rock y baladas de la época de los 70’ y 80’. Por sus buenos contactos, también tocó algunas veces con La Colombian All Stars, una orquesta de los años 70’ que contó con más de 20 músicos entre los cuales se destacaron: Jimmy Salcedo, Fruko, Joe Madrid, Willy Salcedo, Joe Arroyo, Juan Piña, Piper Pimienta, Wilson Saoco, Jairo Licazales, Armando Manrique, entre otros.

Al destacarse también como compositor, “Toño” Nieto alcanzó reconocimiento en la Feria de Cali de 1.983 con su canción Pa’ la sultana, ocupando el primer lugar durante trece semanas. Recuerda “Toño” que Jairo Varela, fundador del Grupo Niche, le dijo en la siguiente versión de la feria: “Me fregó ese diciembre pero ahora traigo una sorpresa… y fue cuando hizo Cali Pachangero…él me quería mucho y respetaba mucho mis canciones”, afirma Nieto.

Su Orquesta TropiColombia

“En ese tiempo eran que los Ocho de Colombia, que los Reales Brass de Colombia…sabiendo que eran de aquí…entonces yo dije:-voy a poner un nombre que sea representativo y se quite ese apellido-…por eso le puse TropiColombia”. En el año de 1.983, “Toño” Nieto decide probar suerte con su propia agrupación de 18 músicos. Aunque no contaba con repertorio propio, visitaba ciudades como Villavicencio, Boyacá y Cali. Apareció en varios programas de televisión, como La Feria de la Alegría, presentado por Marco Aurelio Álvarez, de la Productora Do Re Creativa TV de Jimmy Salcedo.

En Ibagué también hizo presencia, en las ediciones de 1.984 y 1.985 del Festival Folclórico Colombiano. En el Patio de Banderas, “Toño” Nieto montó TropiColombia, “La caseta de las reinas”, a la que asistieron las representantes de cada departamento con sus delegaciones, y personajes prestigiosos de la ciudad. Durante ocho días, invitó a artistas como Juan Piña, Fruko, La Sonora Dinamita con la India Meliyará, Pastor López y Los Ocho de Colombia, aunque confiesa que era más la satisfacción personal que la ganancia económica.


La Orquesta TropiColombia duró sólo seis años. “Toño” se retiró de la escena musical nacional a causa de algunos inconvenientes con sus músicos, y la poca lealtad de algunos de ellos que,  aunque ensayaban con él,  se marchaban con otras orquestas de mayor renombre. También, porque el medio artístico empezó a verse penetrado por negocios ilegales, asunto del que “Toño” prefirió mantenerse al margen.

“Me cansé de tanto ajetreo, y no veía la plata…mucha rumba, mucho desorden…a raíz de eso se terminó mi matrimonio, entonces ya descuidaba mucho mi hogar”. De esta primera unión sentimental que duró 17 años, nacieron cuatro hijos que “Toño” tuvo a su cargo tras su separación. El ritmo de vida era mucho más difícil pues debía estar al  pendiente del colegio de sus hijos y de su cuidado, y lidiar con su trabajo con las orquestas. Todos los días se los encargaba a una vecina del edificio donde vivía, pero fueron su suegra y su ex mujer quienes recibieron a los chicos luego de cinco años. “Toño” Nieto regresó a Ibagué en los años 90’, y logró formar un nuevo hogar.

Aunque tuvo la oportunidad de viajar a los Estados Unidos, señala que no lo quiso hacer, debido a que sabía de varios amigos que allí se habían establecido, pero que debían combinar la música con algún oficio doméstico en una cafetería u hotel.  El orgullo heredado de su padre, fue el principal motivo de “Toño” Nieto  para no aventurarse al llamado “sueño americano”. Sí tuvo la oportunidad de conocer otros países como Aruba, en donde vivió por cerca de dos años tocando con el Grupo Maya de Colombia, del trompetista Eduardo Maya. Allí, dejó amigos y canciones entre sus bellas playas. Pasó también por Venezuela y Ecuador, mostrando su talento como percusionista pero sin radicarse definitivamente.

El ocaso de la orquestas

Para “Toño” Nieto, las tendencias musicales del nuevo siglo carecen de la trascendentalidad que tenían los grupos de otras épocas. Incluso, afirma que las canciones de estos tiempos no gozan de una esencia, de un sentido, convirtiéndose en letras que permanecen tres meses sonando en la radio, y luego se olvidan. Para él, toda forma de arte debe dejar huella, y difundir un mensaje.

En general, “Toño” piensa que “el progreso mismo va liquidando las tradiciones…lo tradicional se termina cuando comienza la tecnología…las orquestas aquellas de Lucho Bermúdez ya no suenan…y la gente también ya no las pide…”. Hoy es menor el público, y escasas las orquestas, además del cambio en la producción musical al que “Toño” Nieto ha tenido que adaptarse. Hoy, un computador permite montar pistas, incluir mezclas y coros, además de varios instrumentos, por lo que para un evento o reunión social, sólo se requiere de una voz y un amplificador de sonido.

Recientemente, “Toño” ha grabado canciones como Mi ciudad y Cañón del Combeima, composiciones que tenía archivadas hace unos 30 años. Aunque su trayectoria esté colmada de numerosos momentos dorados acompañando a los más grandes artistas de los 70’ y 80’, no cuenta con una pensión o seguridad social. Han sido varios los amigos que ha tenido que ver hundidos en el vicio, o que han fallecido por haber tenido un estilo de vida bohemio.  Esa es “la ingratitud de la música”, en palabras de Nieto.


En SAYCO, cuenta con un registro de unas 60 composiciones, y varias de ellas fueron grabadas por alrededor de 20 orquestas musicales, como los Tupamaros, Los Reales Brass, Los Caribe, el Combo Casa Blanca y Los Hermanos Milanés. Incluso, su canción Alegría Vallenata, fue grabada en un estudio en Los Ángeles, Estados Unidos por Hermes Niño y sus Colombian Boys.

“Toño” Nieto es un músico ibaguereño de 66 años que pisó importantes escenarios a nivel nacional e internacional. Al regresar a su ciudad, se valió de contactos y amigos para trabajar en algunos hoteles, como el antes Hotel Altamira y el Hotel Ambalá; ha actuado también en el Círculo Social de Ibagué y en el Club Campestre.

Actualmente, vive con su segunda esposa Luz Marina Mota y sus tres hijos en la Calle 22 con Cra. 6, en el barrio que vio crecer su ilusión artística. Piensa que en general no existe un apoyo suficiente a los músicos del Tolima, lo que lo pone frente a un panorama incierto en su trabajo. Por el momento, es la joya del Hotel Casa Morales, pues su canto ameniza las noches de los más connotados visitantes al son de salsa, tango y boleros. La de “Toño” Nieto es una voz de gran orgullo para los tolimenses, y su talento, el sello de una vida dedicada a las letras y al sonido musical.

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