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Tenga en cuenta estas señales para detectar cuándo un niño o adolescente está siendo abusado

Cuando se conoce un caso de abuso en niños o adolescentes, es necesario comenzar de inmediato un proceso de acompañamiento a los menores.
Redes Sociales
Autor: Redacción Redes Sociales
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Redacción Redes Sociales
Foto: Tomada de internet

Cuando se conoce un caso de abuso en niños o adolescentes, es necesario comenzar de inmediato un proceso de acompañamiento a los menores que les permita ayudarlos y mitigar los daños físicos o psicológicos que les haya generado la determinada situación.

De igual forma, acérquese también al colegio, para que ellos apoyen la atención a la situación. Los médicos y especialistas de su EPS también son de gran ayuda para atender consultas y aclarar dudas. Después de esta ruta, el llamado es a denunciar y compartir la información necesaria con la autoridad competente.

Estas son algunas señales de alerta

  1. Cambios de ánimo y de comportamiento: durante el crecimiento, los niños y adolescentes que son abusados física, psicológica o sexualmente, pueden evitar conversaciones sobre lo que viven, por temor a ser juzgados o rechazados. Por eso, es importante observar su comportamiento permanente e identificar cambios notorios durante sus actividades diarias, como introversión cuando el niño o adolescente era extrovertido, problemáticas con el rendimiento académico, entre otros.
  2. Problemas para dormir: los niños que son abusados o intimidados por parte de un adulto, presentan problemas para dormir y esto incluye pesadillas, insomnio o temor a la hora de dormir. En este caso, un adulto responsable debe garantizar que el niño pueda ir a su zona de descanso de una forma tranquila y tenga un reposo adecuado.
  3. Agresión y rechazo a personas adultas: es posible que los niños o adolescentes que están siendo abusados, pasen por situaciones de intimidación por parte del abusador. Por eso, evitarán estar en los mismos lugares que el abusador, o muestran un rechazo a permanecer en determinados espacios para evitar un encuentro incómodo. También se pueden presentar gestos agresivos frente a adultos o resistencia a permanecer con determinadas personas.
  4. Muestras de ansiedad: los cambios de comportamiento también pueden estar asociados con otro tipo de conductas relacionadas con ansiedad, que se pueden manifestar físicamente en la rigidez de su cuerpo, posturas cerradas en las manos y en el pecho, uñas mordidas, pérdida del apetito, ansiedad por comer más, etc. Incluso, el niño permanece en estado de prevención, es impulsivo o es incapaz de permanecer en un solo lugar.
  5. Curiosidad sexual excesiva: si bien la curiosidad por las partes del cuerpo es un proceso natural de los niños y adolescentes, en algunos momentos se considerarán prematuros cuando las preguntas aparecen muy a menudo, o tienen actitudes sexuales o erotizadas que no corresponden a su edad. Este comportamiento puede hacer referencia a un estímulo externo que le esté despertando interés por saber su funcionamiento. En este caso, es importante la presencia de un adulto responsable que indague sobre este interés permanente y cuál es la causa.
  6. Uso de vocabulario erótico: las expresiones que hacen referencia a los genitales o a las relaciones sexuales de una forma soez o despectiva, pueden evidenciar que el niño o adolescente está recibiendo información adicional a través de otros canales, ya sea de sus compañeros del colegio, Internet o por parte de adultos. Este comportamiento da indicios de prácticas no debidas para su edad.
  7. Pérdida de interés: también es muy importante identificar actitudes introvertidas o cerradas en actividades que el niño o adolescente disfrutaba antes y en las que hay una falta de ánimo repentino para ejecutarlas. Por ejemplo, actividades extracurriculares como clases de baile, música, deportes.
  8. Exhibición de sus partes íntimas: el conocimiento de las partes del cuerpo se fomenta para generar hábitos de autocuidado y respeto. Si un niño exhibe sus genitales abiertamente podría ser una señal de concebir el cuerpo de una forma distinta. Por eso es esencial preguntar su motivación para hacerlo y cuáles son las percepciones sobre su cuerpo, e identificar posibles riesgos.
  9. Adquisición u origen extraño de dinero o juguetes: la pertenencia de nuevos elementos como dinero o juguetes, a los que generalmente los niños no podrían acceder, puede ser un indicio de soborno por parte de algún adulto o persona desconocida. Es importante conocer el origen de los objetos y los motivos por los cuales fueron regalados. 
  10. Manifestación de secretos con otras personas: en ningún caso los menores deben guardar secretos a personas mayores, pues esto facilita la intimidación y culpabilidad que puedan sentir los niños o adolescentes. Pueden manifestar haber prometido no contarle a nadie, o presentarse algunas inconsistencias u omisiones de información.

*Con información de Sura.

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