Síndrome de abstinencia afecta a consumidores de psicoactivos

El síndrome de abstinencia –especialmente de sustancias relacionadas con opiodes, alcohol y benzodiacepinas– puede poner en riesgo la vida de las personas.

Así lo afirma la doctora Diana Marcela Pava, toxicóloga de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), integrante del Grupo de Investigación en Sustancias Psicoactivas, quien advierte que “la pandemia por COVID-19 ha cambiado la vida de las personas en general, y quienes tienen riesgos o trastornos asociados con el consumo de psicoactivos no son ajenas a esta realidad”.

Una de las principales conclusiones a las que se llegó después de un estudio conjunto con la Policía Nacional, es que debido a las restricciones de movilidad adoptadas en el marco de la pandemia, se ha evidenciado un incremento de precios en el inicio de la cadena productiva de las drogas, que se refleja en el costo de la base de cocaína y la hoja de coca.

El cese de actividades en general ha forzado a las estructuras productoras de narcóticos a buscar nuevos métodos de abastecimiento de la cadena, llevando a la producción artesanal de sustancias químicas, evidenciada en las incautaciones de materias primas como azufre y urea.

Así, mientras el precio del producto final baja, no ocurre lo mismo con los productos base de la elaboración. En sustancias como el bazuco se han identificado cambios fisicoquímicos en la composición de la sustancia y aumento de costo. En cuanto a la cocaína y la heroína, hay una disminución en el precio al consumidor final por las adulteraciones que se han estado llevando a cabo.

Signos y síntomas de abstinencia

El síndrome de abstinencia se describe como diaforesis (sudoración excesiva), sensación de palpitaciones o taquicardia, y sensación de hipotensión. En las personas con abstinencia al alcohol hay variantes según el compromiso neuropsiquiátrico; en general, se tornan irritables, pueden entrar en psicosis tóxica, variar entre cuadros de depresión y ansiedad, o pueden empezar un episodio con manías.

Los síntomas se pueden confundir, y por ello es importante estar atentos a personas cercanas que presentan estos episodios: “se piensa que la abstinencia se da únicamente al suspender el consumo, pero también puede ser causada por disminución de las dosis”, explica la doctora Pava.

El consumo de bebidas alcohólicas también ha mostrado cambios durante la pandemia, por eso el seguimiento a las personas con consumo crónico y problemáticos de alcohol es clave, según el documento “Recomendaciones para las personas que consumen bebidas alcohólicas en el marco de la emergencia sanitaria por COVID-19”.

En este se especifica que “teniendo en cuenta las posibles dificultades para acceder a los servicios de atención por la medida de confinamiento, es importante que las entidades territoriales tengan claro cuáles son los servicios locales de atención y otros servicios de salud y asistencia social que puedan jugar un papel importante en el apoyo a esta población”.

Alza de precios y adulteración

“La marihuana –especialmente la creepy, que es la más vendida en el país– ha tenido un incremento de precio del 18 % debido al marketing criminal y al desabastecimiento causado por las incautaciones realizadas”, explica la coronel Cuadros.

Además se ha identificado el empleo de nuevos métodos de tráfico de drogas a través del ocultamiento en alimentos y productos agroindustriales y de salud.

“La utilización de adulterantes preocupa porque pueden ser aún más perjudiciales para la salud; a la fecha se han identificado 34 nuevas drogas, lo que también dificulta su estudio y monitoreo por parte de las autoridades”, explica la coronel Cuadros.                             

Según el informe, es importante mencionar que la disminución en la productividad de drogas puede tener un efecto rebote a largo plazo, a medida que mundial y localmente se empiece a normalizar el ritmo y consumo de drogas.

Con información de Unimedios