
El cerebro puede sanar y aprender hasta la vejez
Expertos de la Universidad Nacional explican cómo el cerebro conserva su capacidad de adaptación y aprendizaje desde la infancia hasta la vejez.

Escrito por: Natalia Reyes
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El cerebro humano no deja de transformarse: aprende, se adapta, repara sus conexiones y puede recuperarse incluso tras enfermedades o traumas, sin importar la edad. Esa fue una de las principales conclusiones de la conferencia “La evolución del cerebro a través de las etapas de la vida”, organizada por el Hospital Universitario Nacional (HUN) y la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).
Durante la charla, el médico cirujano Danilo García y el neurólogo Rodrigo Pardo Turriago, docentes de la UNAL, resaltaron que el cerebro, moldeado por la experiencia, el entorno e incluso la enfermedad, no es un órgano estático, sino dinámico y resiliente.
“Es una estructura prodigiosa que nos permite imaginar, sentir, amar y movernos, y que tiene la capacidad de regenerarse y adaptarse incluso cuando algo falla”, destacó el doctor García.
Según el experto, el cerebro humano maduro contiene unos 86.000 millones de neuronas y una cantidad similar de células gliales, lo que lo convierte en una de las estructuras más complejas del universo conocido.
A partir de una sola célula, mediante procesos genéticos de gran precisión, se forman los componentes esenciales del sistema nervioso: neuronas, astrocitos, oligodendrocitos y microglía. Este proceso comienza antes del nacimiento, pero se intensifica en la infancia, cuando el cerebro es más sensible a la estimulación, el afecto y el ambiente.
“El cerebro necesita del entorno para desarrollarse bien. Si esos factores se alteran, por ejemplo por violencia, negligencia o desnutrición, se compromete el desarrollo de funciones cognitivas, emocionales y sociales”, señaló el doctor García.
Consultado por el profesor Pardo sobre cuándo se completa ese desarrollo, García respondió que la maduración cerebral continúa hasta bien entrada la tercera década de vida, especialmente en la corteza prefrontal, clave en el juicio y el control de impulsos.
También explicó cómo en la infancia se crean miles de nuevas sinapsis, conexiones entre neuronas que permiten el aprendizaje, pero también se eliminan las que no se usan, en un proceso llamado “poda sináptica”.
En la edad adulta, el cerebro consolida funciones como el pensamiento abstracto y el lenguaje. Y en la vejez, aunque pierde volumen y velocidad de procesamiento, mantiene su capacidad de adaptarse gracias a la plasticidad cerebral.
“El cerebro es capaz de buscar nuevas rutas para cumplir funciones que antes se realizaban por otras zonas”, explicó el profesor Pardo.
Esto permite que personas de edad avanzada puedan aprender nuevas habilidades o incluso recuperar funciones tras un accidente cerebrovascular. Aunque la memoria inmediata pueda deteriorarse, otras capacidades como la empatía, el juicio o la creatividad pueden mantenerse e incluso fortalecerse.
“No todo envejece al mismo ritmo, y muchas funciones se preservan si se cultivan”, dijo el profesor.
Finalmente, los especialistas coincidieron en que la salud cerebral no puede dejarse al azar. Los hábitos saludables —alimentación equilibrada, ejercicio, buen descanso, estimulación cognitiva y vínculos sociales— son claves para prevenir enfermedades como el Alzheimer o el Párkinson.
“Si queremos mejorar la calidad de vida y garantizar un envejecimiento más saludable, tenemos que empezar desde ya con hábitos saludables”, concluyeron.
El evento se realizó en el marco del Día Internacional del Cerebro, promovido por la World Federation of Neurology, que este año subrayó la importancia de proteger la salud cerebral en todas las etapas de la vida.