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Así es la titánica labor de los epidemiólogos del Tolima: los 'caza-covid'

No solo están practicando más de 60 pruebas diarias, también deben identificar a los asintomáticos (son el 10 % de los 94 contagiados hasta la fecha), viajar a cualquiera de los 47 municipios y llamar a los que dieron como positivo y comunicarles la mala noticia, solo por mencionar algunas de las tareas que hacen estos héroes.
Salud
Autor: Redacción Salud
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Redacción Salud
Foto: Suministrada

Los epidemiólogos sí que están al frente de la batalla contra el nuevo coronavirus. Estos profesionales son los primeros en acercarse a los posibles portadores de la pandemia, ya que son los encargados de realizar las muestras.

Pero no solo se trata de llevar a cabo la prueba, ellos deben investigar para saber cómo se obtuvo el contagio, con quiénes tuvo contacto, disponer de todos los elementos de bioseguridad (trajes, guantes, mascaras), hablar con los pacientes para que les hagan un mapa hablado de su casa y saber cómo se van a distribuir para practicar los tests; cuáles son asintomáticos, estar disponibles para viajar a cualquiera de los 47 municipios del Tolima, para atender casos masivos como los de las cárceles y la bodega de Mercacentro, entre muchas otras tareas.

No hay horario, su trabajo es 24/7, al menos así lo asegura el médico y coordinador del Sistema de Vigilancia de la Secretaría de Salud del Tolima, Fair Alarcón.

“Tenemos 16 epidemiólogos trabajando todos los días, se les asignan pacientes e identifican a todas las personas con las que hicieron contacto, dónde ha estado, procedemos a aislar e investigar.  Antes de la cuarentena eran alrededor de 15 pacientes con los que pudo haber tenido contacto el contagiado, pero la cuarentena ha ayudado mucho porque así los focaliza, así que ahora son cinco personas, generalmente en la misma casa, que son el núcleo familiar”, puntualiza este experto.

Antes de ir a cada uno de los domicilios, coordinan con las personas a quienes se les van a practicar los tests para saber qué horarios les convienen más. Alarcón expone que generalmente suelen hacerse en la noche, pues es la hora en que se puede ser más discretos para evitar que lo vecinos se enteren y reducir los riesgos de señalamientos para los posibles portadores del virus.

De igual manera, antes de hacer la visita realizan una serie de llamadas para establecer las dimensiones de la vivienda y así indicarles cómo se van a distribuir al momento de practicarles la prueba y darles los procesos de asepsia que deben implementar para reducir cualquier tipo de contagio.

No obstante, hay un peligro que deben asumir en cada domicilio que hacen: “no podemos llegar vestidos, esto puede generar algún señalamiento, entonces llegamos a la casa un poco de incognitos, ya hemos hablado con las personas para que nos tengan una habitación de la casa para cambiarnos”, comenta este profesional de la salud.

Efectivamente para proteger de señalamientos y posibles ataques (como ha sucedido en otras ciudades), estos epidemiólogos se visten es cuando están dentro, aunque hasta el momento han sabido mantenerse a salvo, gracias a otras medidas tomadas como usar un tapabocas especial y manteniendo más de dos metros con los posibles infectados, hasta no portar con los trajes indicados.

Una vez dentro y con todos los elementos de bioseguridad puestos, proceden a hacer una serie de entrevistas para establecer cómo se produjo la infección, con cuántas personas tuvo relacionamiento, qué síntomas presenta, desde cuánto, entre otras preguntas que les permitan establecer las variables de esos casos.

Posteriormente, “se hacen dos muestras, una por la nariz y luego por la boca. Hay otras pruebas por la tráquea, que es con sondas, pero estas se hacen en los hospitales y sobre todo para niños pequeños”, indica el coordinador del Sistema de Vigilancia del Tolima.

Todo el proceso puede llevar alrededor de una hora y, finalmente, se disponen a llevar las pruebas al Laboratorio de Salud Pública.

“Van refrigeradas en neveras y ahí en el laboratorio hay otras personas que están recibiendo las muestras, las identifican, las embalan y más o menos a las dos de la tarde se van por avión a Bogotá, al INS (Instituto Nacional de Salud). Al otro día ellos empiezan con todo el proceso y más o menos a los dos o tres días después nos llegan los resultados”, detalla.

Aunque no es solo transportar las muestras, los epidemiólogos se dividen y mientras unos hacen esta tarea, los otros deben deshacerse de todos los desechos: insumos utilizados para las pruebas, como trajes, guantes y demás, claramente, con el mayor cuidado posible.

Cuando son “conglomerados”

Los epidemiólogos llaman conglomerado a las situaciones en que deben practicarles pruebas a muchos al mismo tiempo, como sucedió con los casos de la bodega de Mercacentro o al interior de la cárcel de Picaleña.  

“Generalmente cuando el trabajo es un conglomerado, como en la cárcel o bodega el trabajo es muy arduo, nos toca encuestar, identificar asintomáticos y luego tomar las muestras”, afirma Alarcón.

Indicando que “cuando hacemos esas actividades en conglomerados, lo primero es coordinar una logística con las empresas o con las entidades, de unas mesas, de unas sillas, todas las medidas de bioseguridad, asepsia. Generalmente utilizamos salones grandes y varios epidemiólogos (pueden ser hasta 18), para hacer todo el proceso de investigación, de campo, mientras otros van tomando la muestra”.

Las más de 60 muestras diarias de las que habló al inició este experto no incluyen las pruebas hechas en conglomerados, así que su trabajo se triplica en esas jornadas de diagnóstico del virus.   

Las complicadas llamadas de notificación

“Yo soy el primero que los llamo, la mayoría se asombra, pues más de la mitad no creía que serían positivos, es difícil, se angustian, lloran, entran en pánico y casi todos hacen las mismas preguntas: ‘¿me voy a complicar?’, ‘¿hay riesgo de que me pueda morir?’, así estén bien”, cuenta este epidemiólogo.

Las llamadas no tienen duración, el doctor Alarcón trata de dedicarles todo el tiempo que cada paciente requiere para solucionarles las dudas, explicarles los cuidados que deben tener, los diferentes pasos a seguir.  De hecho, hay varios de estos portadores que lo llaman durante varias veces al día o le dejan mensajes en su WhatsApp.

“No es fácil, trato de estar para ellos. La gente agradece que uno le explique, ellos sienten angustia. A veces no puedo contestarles a todos tan rápido como quisiera, pero cuando llego a la casa empiezo a revisarlos todos. El grupo hace todo así”, sentencia.

Además, que son ellos quienes vigilan a cada paciente confirmado como positivo hasta que se recuperan.

“Todos los pacientes los tenemos monitorizados día a día, así estén hospitalizados, esa identificación de los casos nos permite cerrar, cerrar y controlar”, aclara.

Y es que este grupo sabe lo difícil de la tarea, los riesgos que toman, pero no les importa, pues “es el grano que ponen para el departamento en esta batalla”. No es solo para Ibagué, estos epidemiólogos están disponibles para desplazarse a cualquiera de los 47 municipios del Tolima donde requieran de su trabajo.

Claramente tienen protocolos de bioseguridad estrictos de higiene para evitar sus contagios y los de sus familias, porque estos profesionales además de ser héroes contra la pandemia, también son papás, hijos, hermanos y esposos.

El 10 % de los portadores en el Tolima son asintomáticos 

“Nos toca organizar lo que se llama inteligencia epidemiológica, es decir, tratar de identificar dónde están los casos, cómo es el comportamiento, cómo es la curva, cómo se puede distribuir, qué riesgos hay, las proyecciones del departamento frente a la pandemia, mirar cuántos casos podemos tener en un tiempo determinado”, dice.  

Entre los aspectos que más destaca este médico y epidemiólogo es que cuando empezó la pandemia se hablaba de una sintomatología y “hoy podemos decir que no es la misma, en las prácticas me encuentro otras cosas, por ejemplo, de los 94 casos que tenemos el 10 % de esos pacientes son asintomáticos, dimos con ellos porque eran contactos estrechos, no porque tuvieran síntomas, hemos encontrado personas positivas sin ningún tipo de síntoma y es un riesgo más grande porque sin síntomas genera más confianza y obviamente también hay un riesgo grande de transmisión”.

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