Radiografía de Ibagué: cifras y contexto del mercado laboral femenino
La brecha de desempleo entre géneros no solo revela números; desentraña una profunda desigualdad de oportunidades. En Ibagué, esto se convierte en una materia esencial para cualquier debate electoral que pretenda ofrecer soluciones genuinas.
Históricamente, las mujeres ibaguereñas han tenido una tasa de desempleo que, en promedio, supera en cinco puntos porcentuales a la de los hombres, y en ciertos periodos, esta diferencia alcanza hasta 10 puntos porcentuales. Este dato se agudizó durante la reciente pandemia, donde las mujeres tuvieron que lidiar con una mayor vulnerabilidad laboral en comparación con sus pares masculinos.
No obstante, hubo tres destellos de esperanza: mayo-julio 2018, junio-agosto 2021 y, recientemente, marzo-mayo 2023, donde la tasa de desempleo femenino disminuyó, siendo este último periodo el más notorio. ¿La razón? Mientras el número de hombres buscando empleo creció sin el acompañamiento de ofertas laborales, las mujeres vieron una expansión en las oportunidades y una reducción en la fuerza de trabajo.
Adentrándonos en los datos de mayo 2023, se destaca que del total de ocupados (182.534) en Ibagué, las mujeres representan un significativo 44.5%. Interesantemente, el mayor segmento de mujeres ocupadas se encuentra entre los 29-40 años, seguido por el grupo de 41-50 años y, en tercer lugar, por las jóvenes. Sin embargo, es en este último grupo donde la desocupación muestra sus fauces, afectando al 20.7%, es decir, tres de cada 10 jóvenes buscando empleo no lo encuentran.
El espejo educativo refleja otra realidad interesante. Del total de mujeres en la fuerza laboral, un 29.1% son bachilleres, 25.1% profesionales y 15.7% técnicas. Alarmantemente, las tecnólogas enfrentan la mayor tasa de desempleo (27.9%), y, en un giro inesperado, aquellas con formación magíster también encuentran dificultades significativas para ubicarse laboralmente (26.2%).
Este panorama invita a reflexionar sobre el valor de la educación en Ibagué. Si bien formarse es esencial, hay evidencia de un techo educativo que impone barreras a quienes alcanzan niveles de maestría y doctorado, es decir, vale la pena estudiar a nivel profesional y especializarse en la ciudad, pero menos de ellos (técnicas o tecnólogas) y superior a ello (magíster y doctoras) se enfrentan a tasas de desempleo más altas.
Al desgranar las actividades laborales predominantes para las mujeres, encontramos roles que oscilan desde la limpieza de edificios, pasando por el comercio minorista, hasta actividades en hospitales y clínicas. Estas tendencias, que reflejan una inclinación hacia la salud, educación, alimentación y servicios. (posteriormente presentaremos la brecha de oportunidades por actividad económica en la ciudad).
Estas son las principales actividades y la proporción de mujeres empleadas en ellas:
- Limpieza general interior de edificios - 5.398 mujeres (6.64%)
- Comercio al por menor en establecimientos no especializados (principalmente alimentos, bebidas o tabaco) - 5.316 mujeres (6.54%)
- Actividades de hospitales y clínicas, con internación - 4.056 mujeres (4.99%)
- Establecimientos que combinan diferentes niveles de educación - 3.843 mujeres (4.73%)
- Otros tipos de expendio de comidas preparadas n.c.p. - 3.622 mujeres (4.46%)
- Comercio al por menor de productos farmacéuticos y medicinales, cosméticos y artículos de tocador - 3.288 mujeres (4.04%)
- Expendio a la mesa de comidas preparadas - 3.283 mujeres (4.04%)
- Actividades de la práctica médica, sin internación - 2.530 mujeres (3.11%)
- Confección de prendas de vestir (excepto prendas de piel) - 2.137 mujeres (2.63%)
- Actividades de los hogares individuales como empleadores de personal doméstico - 2.072 mujeres (2.55%)
Sobre ingresos, en mayo 2023, el 50% de las mujeres ganó hasta $1.160.000, mientras que el 50% de los hombres hasta $1.300.000. En cargos más altos, ambos géneros alcanzan ingresos de al menos $1.800.000, mostrando paridad salarial en posiciones superiores; en conclusión, aunque en cargos inferiores los hombres superan ligeramente a las mujeres en remuneración, en posiciones superiores, la balanza se equilibra. Un atisbo de esperanza, pero con un llamado de atención para los futuros dirigentes.