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Por falta de atención oportuna, paciente de COVID-19 en Ibagué se agravó en una semana

La EPS le recetó un jarabe para la tos y dos inhaladores en una teleconsulta, y jamás se interesó en la mujer de 63 años. Su pronóstico es reservado.
Salud
Autor: Redacción Ibagué
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Redacción Ibagué

Margarita, como llamaremos a la protagonista de esta historia, tiene 63 años, es pensionada, residen en un barrio de la comuna 10 de Ibagué y a esta hora se encuentra en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Federico Lleras, sede La Francia.

Su vida tranquila, alegre y despreocupada cambió en tan solo una semana. El jueves 15 de octubre, le dijo a su hijo mayor que sentía mucho desaliento, malestar y algo de tos.

Creyó que era una gripa, una simple gripa, de esas fuertes que se van con el tiempo y cuyo malestar desaparece con medicamentos caseros. “El domingo compró eucalipto y me dijo: hijo no me huele a nada, perdí el olfato. Pedimos pollo de almuerzo y tampoco. Yo le pasé una presa por la nariz y nada. Ahí nos preocupamos”, cuenta Pablo, su hijo. 

El lunes, al mediodía, Margarita se hizo la prueba para COVID-19. “Ella amaneció muy decaída, y llamé a Analicemos, me dieron el precio, la cita y fuimos. En la noche ella se sintió mal y decidí llevarla al médico”, dice.

Dice que fue a la Clínica Medicadiz, como particular, pero le pidieron un depósito de $500.000, él aceptó, pensando que un médico la revisaría de inmediato, pero no fue así

“En este país, ni pagando como particular, hay una atención oportuna. Nos dijeron que había mucha gente y que teníamos que esperar, entonces nos fuimos para la Clínica Tolima, eran como las 10:00 de la noche. Allá nos dijeron que con esos síntomas no la podían atender, porque no era una urgencia, sino que debía tramitar una consulta prioritaria en la EPS (Nueva EPS). Y así nos fuimos para la casa”, narra Pablo.

Al día siguiente, el martes, llegaron a la sede de la Nueva EPS en la calle 43 con Quinta, pero no la dejaron ni bajar del carro. “Nos dijeron que era muy riesgoso atenderla ahí, sin nosotros saber que tenía COVID. Nos asignaron una teleconsulta, para las 5:00 de la tarde, pero nos llamaron a las 7:00 de la noche, ya cuando teníamos el resultado positivo”, afirma.

La médico que la atendió le formuló un jarabe para la tos y dos inhaladores, nada más. Eso sí: le dijo que se aislara, que usara siempre el tapabocas y que la Nueva EPS la iba a llamar todos los días, mañana y tarde, para conocer su evolución.

Pura carreta, nunca la llamaron. Este jueves, ella se puso peor y pedimos un servicio médico en casa, particular. La doctora que la revisó dijo que estaba saturando (la oxigenación) menos de 40, cuando lo normal era 90. ¡Si ustedes esperan más, su mamá se les muere: llévenla al médico!”, recuerda Pablo. 

La mala atención de la EPS hizo que el estado de salud de mi mamá empeorara

De inmediato, salieron a buscar una Unidad de Cuidados Intensivos en Ibagué, pero no la encontraron. “Fuimos a Asotrauma, Avidanti, Clínica Tolima y al Hospital Federico Lleras. Todas las UCI estaban ocupadas. Finalmente la recibieron en la Clínica Ibagué, por urgencias, y allí la intubaron”, sostiene. 

El viernes (ayer), Pablo buscó ayuda en la Secretaría de Salud de Ibagué, debido a la imposibilidad de conseguir una Unidad de Cuidados Intensivos. 

Johana Aranda, jefe de esa cartera, se apersonó del caso y logró un espacio en la UCI del Hospital Federico Lleras.

“La Nueva EPS se demoró mucho en agilizar la UCI y cuando ya teníamos el cupo (a las 11:00 de la mañana), nos dicen que deben autorizar la ambulancia, pero que podían después de la 2:00 de la tarde, pese a que mi mamá estaba muy grave, ya sus pulmones habían colapsado”, manifiesta molesto.

Ante la ineficiencia de la aseguradora, Pablo contrató una ambulancia medicalizada particular, pero finalmente, la Secretaría de Salud Municipal gestionó una ante la falta de celeridad de la Nueva EPS.

A las 2:00 de la tarde del viernes, Margarita ingresó a la sede principal del Hospital Federico Lleras y su pronostico es reservado.

“Nos dijeron que nos darán un informe a las 11:00 de la mañana de este sábado: ya estamos en manos de Dios y de los médicos del Federico Lleras”, concluye este hombre de 40 años, quien espera los resultados de la prueba COVID-19 que se practicó junto con su esposa y su hijo de ocho años.

La Nueva EPS dijo que revisaría el caso para responder a la denuncia hecha por la familia de la paciente.

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