Colombia, un pueblo que se niega a rendirse

Los resultados de los últimos tres años reflejan que Colombia ha estado librando una de sus batallas más complejas: la defensa de la democracia, el crecimiento, la libertad y la verdad. Enfrenta a quienes han usado el poder para enriquecerse a través del dinero fácil, la mentira, las drogas, las armas y las mafias. Mientras tanto, el pueblo ha sido empujado al límite.

Sin embargo, Colombia resiste. Sorprende al mundo como una nación que se mantiene de pie, unida, con velas en las manos, vestida de blanco, impulsada por su fe, su dignidad y su deseo de vivir con esperanza. Un pueblo que no se resigna. Que apuesta por la democracia, que sigue creyendo en el futuro y que enfrenta la adversidad con coraje y determinación.

Como parte de este pueblo, elevo una oración al Creador: que nos conceda vida, salud y fuerza para resistir a quienes promueven la destrucción y la miseria.

Hoy más que nunca es momento de unirnos, no desde el odio ni desde discursos que dividen por clases o ideologías. Es momento de defender lo esencial: el derecho a vivir en paz, a sonreír, a criar a nuestros hijos y morir de viejos, libres, bajo la protección de Dios.

Así como el pueblo judío resistió la opresión de los faraones, babilonios, romanos y nazis sin ser exterminado, hoy Colombia se levanta como una nación que también ha hecho del milagro su bandera. Un milagro llamado unión. Un milagro llamado libertad. Un milagro llamado democracia.

Gracias al Cielo por el milagro llamado Colombia.