
Opinión
El Guamo no se salva: los Hurtado con hambre y oportunismo
Jose Baruth Tafur
Abogado, especialista en marketing político y estrategias de campaña de la Universidad Externado.
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Abrir WhatsAppLe toco al Guamo vivir el oportunismo, guamo vive una de esas paradojas tan colombianas que dan risa… Mientras la población se pregunta por qué cancelaron una de sus actividades, inmediatamente aparece en escena el clan Hurtado, específicamente la hermana del célebre y no precisamente por sus obras del exalcalde de Ibagué, uno que se viene Hurtando los sueños y proyectos de la ciudad, ¿no? con gusto los invito a visitar la concha custica o el cable aéreo, pero ahora la que quiere ser representante a la cámara en representación de los tolimenses, si la misma que, como buena heredera del espectáculo político, aparece como figura decorativa tratando de atraer el segmento electoral de los comerciantes hablando de las cancelación de una actividad del municipio… aunque no sepamos muy bien con qué autoridad.
La hermana del jefe del clan Hurtado el mismo que carga a cuestas más procesos judiciales que propuestas, como Enriquecimiento ilícito, Mansión en reservas del campestre, peculado por uso fiesta en el estadio, el acueducto alterno que a la fecha no soluciono, pero si se cobro, pero ahora el clan Hurtado decidió que era momento de ponerse la camiseta folclórica, tomarse fotos y hablar de “oportunidades” y “cultura” en Guamo, jugando con el hambre, la necesidad de los comerciantes.
Eso sí, cuando la conversación gira hacia temas incómodos, en los que mostro que el pueblo ibaguereño nunca le ha importado, en los que con hechos manifestó que los adultos mayores, las madres comunitarias, o nuestros niños son solo para la fotografía y videos en redes sociales, es asi como la que nos quiere representar en el congreso por el partido de la Unidad manifestó y cito; “La ley no nos obliga a tener comedores”. Dígale eso a un niño que necesita ir a la escuela pero que no conto con nada en el estómago, Una frase que debería quedar en piedra, como epítome del cinismo administrativo. Porque claro, la ley no obliga, pero la necesidad sí. Solo que para ciertos personajes, mientras haya presupuesto para pasacalles, inflables y desfile en chiva, que los platos sigan vacíos.
La narrativa es predecible: cuando se trata de promover eventos que le dan visibilidad política, ahí estás Carolina, ahí esta su hermano el que sin rubor decía que iba construir un puente, Pero cuando toca remangarse la blusa y garantizar alimentación digna para niños y adultos mayores, la responsabilidad se diluye en tecnicismos legales y en “eso no me corresponde”.
Y volviendo al Guamo y con la misma fórmula vacía de siempre: discursos que suenan bonitos, pero no dicen nada. Las únicas corralejas que sobreviven son las políticas, esas donde los mismos de siempre torean a la opinión pública mientras reparten volantes y abrazos, si en el Guamo supieran como se encuentran los barrios de Ibagué producto de la malla vial, si supieran la preocupación de familias al no contar con un plato de comida en la mesa o si los comedores, que antes eran un alivio, seguirán cerrados por “falta de obligación legal”. Es la Colombia del doble discurso: una tarima llena de sonrisas, y detrás, una fila de necesidades ignoradas.
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