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Una vergonzosa inauguración en Ibagué: cuando la falta de gestión se disfraza de evento público

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Editorial EL OLFATO

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26 de octubre de 2025
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Una vergonzosa inauguración en Ibagué: cuando la falta de gestión se disfraza de evento público

 

Lo que ocurrió esta semana en Ibagué no es una anécdota menor, sino el retrato fiel de una administración que confunde gestión con espectáculo. La alcaldesa Johana Aranda, acompañada por el presidente del Concejo Municipal Camilo Acevedo, la gerente de Proyectos Estratégicos Érika Palma, y el gerente de la Gestora Urbana Carlos José Corral, encabezó la inauguración de un solo paradero de buses en la calle 40 con carrera Quinta.

Con carpa, globos, equipos de sonido y discursos, el acto pretendió presentar como logro la entrega del único paradero en buen estado de la ciudad. Según los funcionarios, este sería el primero de 48 espacios deteriorados que serán remodelados gracias a una alianza entre la Alcaldía y empresarios locales.

El problema no es la recuperación del mobiliario urbano —una iniciativa positiva en teoría—, sino la desproporción entre el hecho y el despliegue. Resulta incomprensible que una administración dedique tiempo y recursos a inaugurar un paradero, mientras Ibagué sigue padeciendo huecos, inseguridad, desempleo y servicios públicos deficientes.

La escena, más digna de una parodia que de un acto de gobierno, desató una ola de críticas en redes sociales. La publicación oficial acumuló cientos de comentarios de burla y reclamo. Los únicos elogios llegaron de contratistas y allegados al poder local, entre ellos Parix Hurtado, familiar del exalcalde Andrés Hurtado y vinculada al Sistema Estratégico de Transporte Público (SETP).

La administración justificó la actividad como parte de la estrategia “Tu paradero es una nota, cuídalo”, en la que empresas privadas como Infinito Urbano apadrinan los espacios a cambio de exhibir publicidad en ellos durante 36 meses. Sin embargo, la idea se diluyó entre el exceso de protagonismo político y la falta de sentido de proporción.

No hay derecho a que una ciudad con tantas necesidades celebre con pompa la instalación de un solo paradero. Esto no es gestión: es propaganda disfrazada de obra pública. Si el propósito era mostrar resultados, lo sensato habría sido hacerlo cuando los 48 paraderos estuvieran listos, no con uno solo.

Ibagué necesita una administración que gobierne con hechos, no con eventos simbólicos. Que entienda que el liderazgo no se mide por las fotos ni por los globos, sino por la capacidad de transformar la ciudad. Porque lo ocurrido esta semana no fue una inauguración: fue una puesta en escena que evidenció la falta de rumbo de un gobierno atrapado entre el marketing y la mediocridad.

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