Del todos contra Barreto al todos contra Hurtado

Como el amigo que recoge la vaca para el aguardiente y no comparte con nadie, Andrés Hurtado se gastó todo su capital político. En solo año y medio, el exalcalde de Ibagué pasó de manejar la Alcaldía  a convertirse en un actor político aislado, sin aliados, sin burocracia y con investigaciones judiciales que lo tienen hasta el cuello. Todo esto, mientras ve cómo se derrumba la estructura que alguna vez lo sostuvo, y su proyecto político familiar se desinfla sin remedio.

El exalcalde que logró mantener su poder con la elección de Johana Aranda en 2023, hoy ve cómo se le desmorona su castillo de naipes. Primero armó una alianza con Cambio Radical, el Partido Mira, el Partido de la U y hasta el Centro Democrático, con un discurso para enfrentar a Óscar Barreto e impedir que el jefe conservador se quedara con la Alcaldía de Ibagué, la Gobernación y la Universidad del Tolima.

Muchos esperaban retribuciones: cargos, participación en decisiones, e incluso apoyos para sus propias aspiraciones al Congreso. Desde la congresista Olga Beatriz González hasta Yully Porras, todos pensaron que el acuerdo incluía algo más que votos. Pero no. Hurtado prefirió jugar solo y apostarle a su hermana Carolina como candidata a la Cámara de Representantes, dejando a todos con los crespos hechos.

La ruptura fue inmediata. Jaime Yepes y Porras, que le habían entregado el Partido de la U para que tuviera una plataforma política, fueron desplazados. Y peor: comenzaron a circular ataques en redes y portales digitales como El Radar, señalando supuestas traiciones políticas de Porras, en un intento evidente de debilitar su figura. El daño ya estaba hecho.

La confrontación llegó al punto de la ruptura pública. En un evento político en Chaparral, organizado por el equipo de Yepes, ni él ni su esposa asistieron cuando se enteraron de la presencia de Hurtado y su hermana. Los puentes están rotos.

Esa jugada tiene a todos en contra de él. Hoy Hurtado, quien tuvo todo el apoyo se quedó solo y como si eso no fuera suficiente, EL OLFATO confirmó que Johana Aranda, ya no le contesta ni el teléfono. Que no le da juego a sus contratistas y que no le recibe recomendados.

En resumen: sin aliados, sin Alcaldía, sin burocracia y sin mermelada. Ni la candidatura de su hermana a la Cámara parece tener oxígeno, y mucho menos la suya a la Gobernación.

Y ahora falta ver cómo será el guayabo.