DANNY ALEXANDER OSPINA

Opinión

Frisby nos unió… pero el emprendedor de al lado sigue solo

DANNY ALEXANDER OSPINA

Empresario

/@DannyOspina
19 de mayo de 2025
Compartir en

Únete a nuestro canal en WhatsApp

Noticias confiables y al instante, directo en tu celular.

Abrir WhatsApp

El país entero se volcó a defender a Frisby. Bastó una noticia sobre el robo de su marca en España para que las redes sociales se llenaran de mensajes de indignación, orgullo nacional y solidaridad. Personas que quizá hace años no comían allí, compartieron con fuerza la historia. La marca se volvió tendencia. Y esa reacción fue conmovedora: ver cómo nos unimos para defender lo nuestro fue un recordatorio de que el sentido de pertenencia aún existe en Colombia.

Pero al mismo tiempo, fue un espejo que nos puso frente a una gran contradicción:

¿por qué ese amor tan profundo por lo nuestro solo aparece cuando ya es grande, famoso o exitoso?

Nadie discute que Frisby se merece todo ese respaldo. Es una marca que nació en Pereira, que ha generado miles de empleos, que ha sido ejemplo de crecimiento empresarial con raíces locales. Pero ¿qué hay de los cientos de marcas que apenas están naciendo? ¿Dónde está ese mismo fervor por el emprendimiento del barrio?, la pyme familiar que abrió con esfuerzo.

Todos compartimos a Frisby en historias y posts.

Mientras tanto, el emprendedor de tu cuadra sigue esperando su primera venta del día.

Todos aplaudimos la fortaleza de una gran empresa.

Mientras tanto, la diseñadora que cose en casa con sus hijos duerme angustiada porque este mes no vendió nada.

Todos gritamos “¡nos robaron lo nuestro!”.

Y sin embargo, ignoramos lo que se está construyendo en silencio a nuestro alrededor.

Frisby hizo lo que saben hacer las marcas grandes: reaccionó rápido, se mantuvo en conversación, convirtió la crisis en posicionamiento. Eso también es una lección poderosa de marketing. Pero el verdadero mensaje que deberíamos sacar no es solo empresarial. Es cultural.

El sentido de pertenencia no se activa por éxito, se activa por cercanía, por identidad, por conexión. Pero lo que hemos hecho como sociedad es condicionar el respaldo: apoyamos cuando ya ganaron. Cuando ya son tendencia. Cuando ya lograron sobrevivir. Como si el valor solo se midiera por tamaño o reconocimiento.

Y es ahí donde más daño hacemos.

Porque un país que no cree en los que empiezan, nunca verá nacer nuevas Frisby.

Porque si no le compramos hoy al pequeño, mañana no tendremos a quién defender.

Porque si no valoramos lo local mientras es pequeño, después no podremos reclamar que lo “nuestro” fue robado por alguien de afuera.

Hay una frase que leí esta semana y que me marcó: “Apoyar un pequeño negocio también es hacer marketing. Solo que ahí, tú eres la pauta.”

Esa es la clave. Nosotros tenemos poder.

Cada vez que decides compartir, recomendar o comprarle a un emprendimiento local, estás invirtiendo en el futuro de tu ciudad.

Estás sembrando marcas que, con el tiempo, también merecerán defensa, admiración y orgullo nacional.

Ojalá algún día nos movilicemos así, con esa misma emoción, con ese mismo orgullo, por quienes hoy apenas están empezando.

Porque ahí también hay patria.

 

 

 

Únete a nuestro canal en WhatsApp

Noticias confiables y al instante, directo en tu celular.

Abrir WhatsApp