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El Servicio Público de Empleo (SPE) es, en el papel, la herramienta del Estado para conectar a quienes buscan trabajo con quienes necesitan contratar. Su función es clara: orientar, capacitar, registrar vacantes, facilitar procesos de selección y apoyar tanto a empleadores como a trabajadores en esa tarea compleja que es conseguir y generar empleo. Este sistema nació en 2013 y es operado a través del SENA y las cajas de compensación.
Ahora bien, cuando uno aterriza esta explicación en departamentos como el Tolima, se encuentra con una desconexión profunda entre la norma y la realidad. El primer problema es que se trata de una política de empleo que no se ha territorializado, que no se adapta a las necesidades de los municipios. En nuestra región, donde el desempleo golpea con más fuerza a jóvenes, mujeres y adultos mayores, no podemos seguir dependiendo de una plataforma digital o de una oficina que solo atiende a quienes ya saben cómo moverse en el sistema.
El microempresario que necesita ayuda para encontrar personal y la madre cabeza de hogar que busca una oportunidad laboral no deberían estar solos. El Estado debe estar a su lado, facilitando el proceso. Las brigadas de empleo deben ser caminando los barrios, acompañando a los pequeños negocios. La orientación laboral debe ser permanente y desde temprana edad, con estrategias visibles que respondan a las características del mercado regional.
También es necesario tener una voz en el Congreso que exija de manera firme al Gobierno Nacional fortalecer este servicio público en la región, que proponga actualizar la normatividad y adaptarla para promover un servicio de empleo cercano, accesible y útil para nuestra gente.
Nos urge un Servicio Público de Empleo que esté en la calle. Que hable el idioma de las plazas de mercado, de los talleres de confección, de las zonas rurales. Que apoye al pequeño negocio a conseguir personal y a las personas a encontrar una oportunidad. Un servicio que entienda que el empleo no se genera desde un escritorio, sino desde el trabajo conjunto entre ciudadanía, empresas, academia y Estado.
El Tolima no necesita más discursos, necesita empleo real y apoyo de verdad. Que quienes hacen las leyes y quienes las ejecutan trabajen juntos, porque el Tolima merece más.
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Alba Lucia Garcia Suarez
