¿Cómo hacer del Tolima un producto mínimo viable?

En el mundo del emprendimiento existe un concepto clave: el producto mínimo viable (PMV). Se trata de esa primera versión de un proyecto que, aunque no está terminada, tiene lo suficiente para mostrar su valor, atraer aliados y probar si puede crecer. Es una apuesta humilde, pero con visión.

Ese mismo concepto se podría aterrizar en lo público. ¿Por qué no pensar al Tolima como ese producto mínimo viable? No porque estemos incompletos, sino porque tenemos los elementos necesarios para mostrar lo que somos y proyectar lo que podemos ser. A nuestro departamento hay que conectarlo, darle coherencia y hacerlo visible como un proyecto colectivo que merezca inversión, confianza y futuro.

Al igual que en cualquier emprendimiento, para pasar de la idea al éxito se requiere trabajo en equipo. Se necesita que los negocios innoven, las universidades investiguen, que los jóvenes sueñen, que los medios cuenten lo bueno, que la ciudadanía consuma lo nuestro y, sobre todo, que exista una bancada tolimense en el Congreso que tire del mismo lado.

Un emprendimiento sin inversionistas muere, y un territorio sin representación real también. Hacer del Tolima un producto mínimo viable significa mostrar resultados pequeños, pero sólidos: un turismo que atraiga y repita; una agroindustria con sello propio; una cultura que se proyecte como marca.

En los negocios se sabe que, si el producto mínimo viable convence, vendrán más recursos, más aliados y más oportunidades. Con el Tolima ocurre lo mismo. Necesitamos dar esa primera gran impresión, enseñar lo que tenemos y, a partir de ahí, abrir la puerta al cambio.

El Tolima merece más. Merece que lo pensemos como un proyecto serio, con estrategia y con resultados. Merece que lo tratemos como un territorio con todo el potencial para pasar de producto mínimo viable a historia de éxito. Es el momento de pasar de la Tolimensidad a la TOL-INMENSIDAD.