Asfixiados por el papeleo

En este país, abrir una tienda de barrio, una papelería o una panadería, es casi un deporte de alto riesgo. Quien se atreve a hacerlo legalmente, no solo se enfrenta a la incertidumbre del mercado, sino también a una montaña de trámites, papeleos y requisitos que asfixian antes de empezar. No es justo.

Los microempresarios no están pidiendo subsidios ni favores. Están pidiendo aire. Porque la carga de cumplir con normas que a veces ni siquiera se entienden, los está dejando sin oxígeno. El que intenta ser formal, termina atrapado entre registros, permisos, certificados, facturación electrónica, visitas técnicas, seguros, planes de manejo ambiental y más. Y lo grave es que, por cada nuevo requisito, hay un nuevo costo y cero acompañamiento.

Abrir una panadería, por ejemplo, exige cumplir con normas sanitarias, tener un uso del suelo aprobado, registrarse en cámara de comercio, pagar seguridad social, tener certificado de manipulación de alimentos, cumplir normas Invima, pagar impuestos municipales, responder a la DIAN, y, además, sobrevivir a la competencia desleal. ¿Qué incentivo tiene alguien para formalizarse si en lugar de apoyo recibe exigencias infinitas?

Esta maraña de trámites no solo desmotiva, también empuja a muchos a la informalidad. Y no porque quieran evadir, sino porque no pueden más. Los que insisten en estar al día, muchas veces lo hacen a costa de su propio salario, sacrificando la posibilidad de contratar un ayudante o invertir en crecer. Así se va apagando el sueño de ser empresario.

Entre trámites que ahogan y una normatividad que no conversa con la realidad, nos estamos perdiendo la posibilidad de ver a nuestros microempresarios como lo que realmente son: generadores de empleo, impulsores de desarrollo, motores de la economía local. El Tolima merece más. Merece reglas claras, sí, pero también cercanas, posibles, justas.

Hoy más que nunca, necesitamos personas que entiendan esta realidad y la representen. Que hablen por quienes no tienen tiempo de ir a un debate porque están detrás de una caja registradora. Que propongan reformas que alivien, no que aprieten más. Que saquen a nuestros microempresarios de la asfixia… para que puedan no solo autoemplearse, sino también generar empleo digno para otros.