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Se le fueron las luces

Columnista ElOlfato.com

“El que inocentemente peca inocentemente se condena”, dice el adagio popular. Y este es el discurso que el alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo, político de más de cuarenta años de experiencia en la cosa pública nos quiere vender al decir que “pecó” por “tonto”, por “inocente”, por “creer” en las personas. ¡No señor! por nada de eso. Usted violó la ley y los principios de la contratación estatal porque esa era su voluntad.

¿Acaso ha denunciado a quienes, como los concejales, lo “asaltaron en su buena fe"? No cuenta con un equipo jurídico, con asesores, e incluso, no escuchó las voces de la Cámara de Comercio de Ibagué, que expresa y públicamente manifestaron que no podían realizar el alumbrado público para el 2016, por la falta de planeación del famoso convenio que lo tiene a portas de la salida de la Alcaldía, con “todo el corazón”. Insisto, no fue por inocente, esa era la orden que se impartió. Ese fue el pecado de EL OLFATO, denunciar.

El alcalde Jaramillo, en su mal llamado acto de rendición de cuentas, que fue una catilinaria contra sus críticos, los de la alta alcurnia y los “pelagatos”, sacó a relucir sus bajos instintos a intentar desprestigiar, en lugar, como haría cualquier demócrata, reconocer sus propios errores y de su delfín cincuentón Alberto Girón, a quien obligó a interponer una acción de tutela contra uno de los columnistas, elaborada por precisamente uno de sus asesores jurídicos, los mismos que no
consultó para suscribir el susodicho convenio y por eso, como excusa expresa que no es abogado porque su profesión es médico pediatra.

El médico pediatra, dice no conocer los vericuetos de la ley porque precisamente no es abogado, excusa infantil que va de la mano con su especialidad pero que para la justicia es irrelevante, pero además, como explicará que ha sido parlamentario, gobernador en dos oportunidades, ministro de estado, secretario del Distrito Capital pero que al llegar a Ibagué, no respetó la legalidad por “tonto”.

Se le fueron las luces pero no por el convenio del alumbrado navideño. Desde el primer día y reconozco que para mis adentros, cuando ganó la alcaldía después de la alianza de las “fuerzas oscuras” contra el candidato liberal, creí que por lo menos con su llegada se le había cortado el cordón umbilical a la corrupción.

Ese acto simbólico frente a los famosos tubos del Ibal y que de manera contundente anunció que metería a la cárcel a los corruptos, se quedó en eso, en el populismo que lo caracteriza y que por el contrario, realizó estudio fotográfico con telón de fondo de los tubos y que serán enterrados en el nuevo proceso del Ibal y que una vez concluya, si le permiten, dará nuevo empuje a Agrópolis para que los Ávila, los Barreras, Metacol, Nema o los mismos contratistas del Acueducto Complementario de la fase I que ahora los son de la fase II, continúen en sus contubernio con su delfín.

Inexplicable que en licitaciones similares en otras partes del país se presenten hasta 12 consorcios y en Ibagué, solo tres. ¿Será que los $27 mil millones que es el costo inicial, porque sin duda habrá adiciones e imprevistos, por lo mal planeado del proyecto, en nuestra ciudad no tienen el mismo valor?

Ojalá al Alcalde se le ilumine el bombillo para que entienda que las fuerzas oscuras de su administración son las que hay que extirpar y no contra las luces que no solo brillan sino que tienen buen Olfato.

¡Feliz Navidad y un próximo año de éxitos!

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