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Deserción y Universidad Humana

En días pasados, la Alcaldía Municipal les informó a los estudiantes de la Universidad Humana que deberían firmar un pagaré y tener el respaldo de un fiador con finca raíz para garantizar el pago de la inversión en sus estudios y que serían reportados a las centrales de riesgo si no pagaban. Una de las excusas para esto era la deserción que se estaba presentando. Para los noveles administradores, la deserción del 20% es inaceptable, lo que denota un gran desconocimiento sobre la realidad de la educación superior en el país y en Latinoamérica. Además, piensan que es el colmo que se desaproveche una oportunidad y se pierda un recurso invertido.

Para la administración anterior, la educación es uno de los instrumentos más importantes con los que puede contar una región para asegurar su desarrollo humano y social. Por lo tanto, buscó aumentar las oportunidades de acceso a la educación superior para los jóvenes tolimenses e ibaguereños de escasos recursos económicos. Pero también para los adultos en condiciones de discapacidad, para las madres cabeza de familia o para las víctimas del conflicto armado en Colombia. Creó la Universidad Humana una apuesta educativa con altísimo sentido de responsabilidad social. La acogida fue extraordinaria.

Sin embargo, vale la pena advertir que la deserción escolar es muy diferente a la deserción universitaria. No se deben comparar porque obedecen a factores muy distintos.

¿Qué es deserción en educación superior? Se denomina desertor a aquella persona que siendo estudiante de una institución de educación superior no presenta actividad académica durante dos semestres académicos consecutivos, lo cual equivale a un año de inactividad académica. Esto aún no se ha medido ni cuantificado con exactitud en la Universidad Humana.

Recordemos que sólo hasta el 2003 se empezó a estudiar y evaluar la deserción en educación superior como problema en Colombia. En el 2004, la deserción universitaria en el país era del 48.4 % y se logró reducir a un 44.9 % en el 2008. La deserción promedio en Latinoamérica era del 55 % según datos de la Unesco a través del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, IESALC.

Los recientes resultados del seguimiento de la deserción estudiantil en educación superior demuestran que el principal factor determinante del abandono de estudios en Colombia se sitúa en la dimensión académica: está asociado al potencial o capital cultural y académico con el cual ingresan los estudiantes a la educación superior. Los factores financieros y socioeconómicos están a continuación, seguidos por factores institucionales y los de orientación vocacional y profesional. Es simplista y miope medir la deserción desde la óptica costo-beneficio como lo hace la administración actual.

Según el Sistema de Prevención y Análisis de la Deserción en las Instituciones de Educación Superior SPADIES, la deserción acumulada después de varios semestres para los programas técnicos profesionales es del 65 %, para los tecnólogos profesionales del 60 % y para los que cursan carreras universitarias del 45 %.

Según SPADIES, la deserción durante el primer semestre para los estudiantes universitarios es cercana al 20 %; para la población que estudia una carrera tecnológica profesional es un poco por encima del 25 % y para los de técnica profesional es muy cercana al 30 %.

Si se compara la deserción de la educación superior pública y privada, se constatará que son similares, aunque levemente más alta en la privada. Durante el primer semestre un poco por encima del 20 %, a los 4 semestres es de casi el 40 %; y a los 6 semestres se acerca al 45 %.

La deserción en educación superior en el Tolima es muy similar a la de otros departamentos. Pero hay temas que se deben mirar con cuidado:

• A menor ingreso familiar mayor deserción.
• A menor puntaje de ICFES mayor deserción.
• Los hombres desertan más que las mujeres
• A menor nivel educativo de la madre mayor deserción.
• Si cuando presentó el ICFES ya trabajaba, hay mayor deserción.
• Los estudiantes que carecen de vivienda tienen mayor deserción.
• Existe una diferencia muy grande en la deserción entre los que tiene apoyo financiero y los que NO lo tienen. Para el 2014 la deserción en educación superior para los que NO tenían apoyo financiero era del 80% mientras que los que SI lo tenían desertaban en un 20%. Durante el 2015 los que NO tenían apoyo desertaron en un 78% y el 22% de los que SI recibieron apoyo.

Durante 2010 a 2012, según los jefes de departamento académico de las instituciones de educación superior, los mayores causales de deserción fueron las dificultades académicas. Luego las dificultades familiares, luego los compromisos laborales, y después las dificultades económicas. Dentro de las dificultades académicas están las bajas competencias de comprensión y producción textual. Las bajas competencias de cálculo y las bajas competencias interpretativas. Además, la baja adaptación al medio universitario.

Esto quiere decir que la deserción no se supera con pagarés, reportando a las centrales de riesgo ni poniendo más trabas a los estudiantes para ingresar a la educación superior. La mayoría de estudiantes adultos que ingresaron a Universidad Humana hacía varios años habían terminado estudios. Se habían desacostumbrado al ritmo de estudio y no conocían el rigor universitario. Tampoco tenían una suficiente orientación profesional y vocacional. Los estudiantes jóvenes de estratos 1, 2 y 3 tenían bajos resultados en las pruebas SABER 11 y muchos provenían de hogares pobres con dificultades.

Más de mil estudiantes fueron beneficiados. Algunos no pudieron con el ritmo de estudio porque trabajaban, otros porque los patrones nunca les facilitaron los horarios para estudiar y otros porque ya habían olvidado temas académicos. Las universidades colaboraron para dar inducciones y apoyo a estos alumnos. Unos perdieron su primer semestre y lo repitieron por su cuenta. Otros quieren intentar de nuevo, luego de disfrutar la experiencia de ser universitarios.

En el caso de los jóvenes se dieron cuenta que la preparación recibida en las instituciones educativas oficiales era deficiente. Que no hay continuidad académica entre el bachillerato y la universidad, pues el paso de la educación media a la superior constituye un momento crítico en el fenómeno de la deserción. ¿Esto lo sabrá la administración municipal y pensará hacer algo?
Es muy claro, y todos los estudios lo confirman, que los estudiantes con menores ingresos al momento de iniciar sus estudios tienen mayores probabilidades de desertar y que la retención de alumnos con padres de menor nivel de educación es muy baja.

Eso lo entendía muy bien la Universidad Humana. Pero la solución no es financiar a los que pueden pagar y a los que tengan quien los respalde. En los hogares y barrios pobres los jóvenes no tendrían opciones de educación superior y lo que hizo el gobierno anterior fue abrir la puerta de las oportunidades. Lo que apostó fue por creer en ellos sin importar su pobreza ni su capacidad de pago. Fue brindar oportunidades para los desplazados, los ciudadanos en condición de discapacidad, las madres cabeza de familia, las víctimas, los pobres y necesitados…

Los hogares pobres acuden a los préstamos gota a gota porque no tienen como respaldar sus deudas en los bancos. No tienen quien los fie y seguramente figuran en Datacrédito. Pero ahora la Alcaldía, en lugar de brindar apoyo académico, económico y de orientación a los estudiantes para que culminen sus programas en los tiempos establecidos, les pondrá a firmar letras o pagarés con codeudor para que sus hijos y familiares estudien en la universidad.

¿Con qué cara van a embargar a los pobres porque por diversas razones que la administración desconoce y no le importa, desertaron de su educación superior? Si les piden un título valor como respaldo es para hacerlo exigible en caso de incumplimiento. Me imagino la cantidad de muebles desvencijados, bacinillas, platos averiados y televisores viejos retenidos como prendas, que engalanarán el despacho del alcalde y del secretario de hacienda, gracias a los embargos a los desertores, a los pobres a los que les cerraron la opción de educación superior y les impidieron soñar con un futuro digno y mejor. ¡Esto es el socialismo al revés! ¡Universidad para los que tienen!

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