“Agradezca que no la reviento” “calladita se ve más bonita” “¿vas a salir así?” “es tu culpa, tú los provocas” “esa falda no es acorde contigo y con tu profesión”.
En las últimas semanas los titulares más destacados fueron: “Hombre denuncia que su hija fue abusada por conductor de Didi” (No es hora de callar, El Tiempo); “Hombre habría golpeado a su pareja porque salió con sus amigas (No es hora de callar, El Tiempo); “En Alvarado se escondía el feminicida de una mujer venezolana de 39 años” (El Nuevo Día), así podría continuar y de eso sería toda esta columna; “La Embarazada” (El Tiempo, columna de opinión de Claudia Palacios: recomendada, es una denuncia sobre acoso laboral en Colpensiones)
Con estos titulares se evidencia que no hay niveles para la violencia, que no importa el escenario, bien sea en el transporte público, al interior del hogar, en la política e incluso en el trabajo, como mujeres somos víctimas de agresión verbal y física.
De acuerdo con el Reporte Dinámico de Feminicidios en Colombia, para 2023 se registraron 516 feminicidios de los cuales,194 fueron cometidos por un conocido de la víctima.
No se trata solamente de los feminicidios, sino de los actos violentos que se viven a diario entre parejas, “el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses reveló que entre enero y septiembre de 2023 hubo un total de 36.626 eventos de violencia intrafamiliar contra mujeres.”
“De estos, 27,327 fueron casos de violencia de pareja, con la práctica de 16.015 exámenes médico-legales por presuntos delitos sexuales. Las ciudades con mayor incidencia fueron Bogotá, Medellín, Cali e Ibagué.” Informó la Radio Nacional de Colombia.
Nos acostumbramos a un juego de violencia, donde vienen agresiones verbales y físicas tanto de un lado como de otro. En general, las cifras hablan de la violencia contra las mujeres, como mujer conozco casos donde los hombres también son violentados.
Contamos con la línea 155 para atender casos de violencia de género, una política pública de equidad de género para las mujeres, resoluciones expedidas por el gobierno para promover la participación en política de las mujeres (Resolución 8947 de 2021), entre muchas otras herramientas y aun así, subsisten escenarios donde se nos quiere reducir.
Existen multiplicidad de soluciones planteadas por el gobierno nacional, municipal, departamental, ONU mujeres, USAID y distintas ONG y sin embargo, no se observa una política de educación frente a un lenguaje que no genere violencia, educación al interior del hogar y educación en el trato entre iguales (hombres – mujeres – transgénero – LGTBIQ+) desde la primera infancia.
Entonces, es fácil que nos llamen “inútiles, estúpidas e insuficientes” sin que esto genere asombro, pues con dificultad se reacciona en muchos escenarios a prácticas que hacen parte
de la cotidianidad del hogar y desde la primera infancia.
Se requieren políticas claras de educación para saber utilizar un lenguaje libre de violencia, para saber actuar frente a la primera agresión y protocolos de protección para no entrar en el círculo de violencia.
Hago un llamado a las Secretarías de la Mujer Municipal y Departamental y a los miembros de la Comisión de la Mujer del Concejo Municipal y Asamblea Departamental para que sean creativos en las iniciativas para mitigar este flagelo en la ciudad y el Tolima.
Bonus track: Sanemos nuestro linaje familiar para dejar de vivir lo mismo que vivieron nuestras abuelas, rompamos con el machismo desde nuestra casa.