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‘Mi hermana fue asesinada hace más de dos años y es el momento que no hemos obtenido justicia’

La hermana de Luisa Rodríguez González, una enfermera de 32 años asesinada el 11 de septiembre de 2017 en el barrio Gaitán de Ibagué, asegura que la justicia ha sido tan deficiente en este caso, que en estos momentos no saben si su presunto feminicida sigue tras las rejas o fue puesto en libertad.
Ibagué
Autor: Redacción Ibagué
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Redacción Ibagué
Foto: Suministrada

Este 26 de mayo Luisa Fernanda Rodríguez González cumpliría 35 años, una fecha que seguramente celebraría al lado de su hijo, sus papás y sus cuatro hermanas; sin embargo, alguien más decidió arrebatarle su vida y con ello, todos los sueños y momentos felices que pudo haber tenido.

El lunes 11 de septiembre de 2017 la vida de la familia Rodríguez González cambió completamente.

Luisa Fernanda, según narra su hermana Carmen Alicia, vivía con sus papás y su hijo, quien en ese momento tenía 12 años, en una casa ubicada en el barrio Gaitán de Ibagué.

Ese lunes, como todos los días, se había encargado de despachar a su hijo para el colegio y se disponía a realizar unas compras para una tarea que iban a realizar juntos, al menos eso le había comentado a otra de sus hermanas.

“Mi hermana ‘Maye’ me dice que en toda esa mañana Luisa no le contestó, se le hizo raro, pero no se estresó, dijo que tal vez se habría ocupado comprando unas cosas que necesitaba para una tarea de mi sobrino; sin embargo, el susto aumentó cuando mi sobrino la llama y le pregunta que si había visto a su mamá. Ella era muy responsable de su hijo, si sabía que se iba a demorar le hubiera pedido el favor de recogerlo, de tenerle el almuerzo”, narra Carmen.

Y sigue: “ella salió al instante para la casa de mis papás, pero el caso fue que hubo un enredo para conseguir las llaves y uno de mis sobrinos, que tenía 17 años en ese momento, tuvo que subir por el balcón del segundo piso. Cuando entró la buscó en la sala y nada, cuando llegó al patio la encontró tirada en las escaleras y salió despavorido, corriendo, diciendo mi tía está muerta”.

Para Carmen, retratar esta imagen es doloroso, pero afirma que lo hace porque no quiere que su hermana sea un caso más de feminicidio en Colombia que se queda sin resolver, permitiendo que más hechos así se sigan presentando.

“Estaba tirada en las escaleras, semidesnuda, boca abajo, tirada, el escenario estaba ensangrentado. El que la mató no le rompió más huesos porque no tenía más huesos en su cuerpo”, detalla.  

En palabras de Carmen, Luisa Fernanda nunca se imaginó que al abrir la puerta ese día estaba dejando entrar “al lobo feroz”, que ese día sentiría su último dolor, su último aliento, su último suspiro y que sus sueños se desvanecerían “porque un ser perverso arrancó de ella lo más valioso, después de romperle hasta el último hueso de su cuerpo, de desfigurarla”.

A partir de ahí empezó su propio infierno, avisarles a sus papás, encontrar la manera de decirle a su sobrino que su mamá había sido asesinada, despedirla por última vez, luchar para que se haga justicia y no dejarse hundir, más que por la rabia, por el dolor.  

Los hechos

Según las autoridades, la muerte de Luisa se produjo alrededor de las 7:30 de la mañana del 11 de septiembre de 2017 por asfixia mecánica.

Esto, sin mencionar que el dictamen de Medicina Legal arrojó que también presentaba una variedad de hematomas y golpes en cara, cuello y otras partes del cuerpo.

Aunque al instante su familia supo que el presunto feminicida podía ser Edward Jeins Riapira Cubillos, la expareja de esta mujer, no fue hasta un año después, el 13 de septiembre de 2018, que funcionarios del Cuerpo Técnico de Investigación, CTI, capturaron a este sujeto, indicándole que era requerido por el juzgado Sexto Penal de Ibagué.

Al momento de la captura, Riapira Cubillos se encontraba trabajando como conductor en una empresa de transportes de la ciudad de Cali.  

“Cuando lo capturaron manifestó que había cambiado de ciudad porque nosotros lo habíamos amenazado, ni siquiera hemos tenido contacto y jamás nos hemos planteado hacerle daño, si no es la justicia terrenal será la divina, si él le hizo eso a mi hermana”, puntualiza Carmen con indignación sobre esta acusación.

La ineficiencia de la justicia

Esta familia asevera que han sido víctimas de todas las estrategias que se pueden encontrar en un proceso de esta naturaleza.

“El sufrimiento lo hemos padecido día a día, con cada decisión dentro del proceso, con suspensiones por diversas causas, compromisos incumplidos, aproximadamente cinco cambios de fiscal, más de seis cambios de apoderados de la defensa, muchos por no traslados del acusado por parte del Inpec”, explica Rodríguez González.

Indicando que sería tanta la ineficiencia de la justicia en este caso, que en estos momentos no saben si Riapira Cubillos aún se encuentra tras las rejas o fue puesto en libertad.  

“El pasado 17 de abril se ordenó ‘sustituir la medida de aseguramiento privativa de la libertad en establecimiento carcelario por una no privativa’, es decir, una intramural, por una domiciliaria. Lo último que me dijo la doctora Diana (la abogada del caso) es que estaba pendiente del brazalete electrónico y no sé cómo hacer para que me indiquen si el señor ya salió de la cárcel, no sabemos, estamos temerosos, nunca hemos recibido amenazas, pero si pudo ser capaz de hacerle eso a mi hermana, por qué no a otra persona de la familia”, sostiene Carmen.

Esta familia que perdió a su hija, mamá y hermana de 32 años dice que solo piden un fallo, un proceso ágil, que deje de tener más beneficios el victimario que las víctimas, que “su Luisa” no sea una estadística más.

“Las garantías todas están dadas al sindicado, queremos que las cosas sean igualitarias para las partes, que la justicia haga su trabajo, que se discipline a quien se tenga que disciplinar”, exigen.

La triste vida de Luisa al lado de su presunto asesino

Luisa Fernanda había sostenido una inestable relación por más de cuatro años con este hombre. Tiempo en el que la habría maltratado, según su familia, física y psicológicamente.

“Ella tenía que esconderse para comprarles cosas a su hijo, porque le reclamaba diciéndole que ya tenía muchas, acabó con su autoestima y también hubo maltrato físico, ella aparecía con moretones, con golpes, pero siempre decía que se había caído, que se había golpeado con algo”, dice Carmen.

Recordando que tan solo dos días antes del feminicidio, el 9 de septiembre de 2017, Luisa le comunicó que había decidido abandonar a este hombre y que quería iniciar una nueva vida, pero alguien más decidió arrebatárselo.

“Era una mujer como muchas de nosotras, llena de virtudes, de desvirtudes, con planes, proyectos, frustraciones, con días buenos y malos, con un hijo de tan solo 13 años en su momento, con quien hacían un equipo maravilloso, planes diarios, con una buena actitud, pensando que algún día encontraría a un buen hombre que confiara en ella, que la amara con todo y su hijo, que la tuviera en cuenta y organizar así un hogar". 

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