Hola, soy Jorge Luis y te vengo a contar cómo me siento al saber que mi esposa tiene ansiedad.
Cuando la conocí sentía que era especial. Siempre fue una persona compañera, que a pesar de las dificultades que había pasado en su vida, era positiva. Sin embargo, al poco tiempo, me doy cuenta que se frustra con mucha facilidad, que tiene cambios de humor repentinos y que es muy cruel con ella misma.
Aunque decidí que sería parte de mi vida, lo más preocupante y de lo que más me arrepiento, quizás, fue cuando su ansiedad llegó al límite y empecé a alejarme de ella. No me di cuenta de lo que estaba sucediendo, ya que era algo que estaba muy avanzado. Solo cuando colapsó supe lo que tenía. Me sentía incluso culpable por lo que estaba pasando, porque la verdad no entendía qué pasaba.
Te cuento lo que veía en ese momento: Giselle no podía dormir, se despertaba mucho en la noche, incluso muy asustada; daba muchas vueltas en la cama. Intentaba siempre levantarse a estudiar. No lograba concentrarse en ninguna actividad. Incluso veíamos series de comedia que le encantaban (a mí me parecen aburridas, pero me gustaba verla sonreír), aunque dejó de sonreír al verlas. Se arreglaba mucho menos, comenzó a querer comer más chocolates y galguerías; y lo que era más fuerte para mí: ver que empezaba a mover las piernas o las manos cuándo se sentía muy inquieta. Decía que tenía mucho dolor en el pecho. Incluso, en algunos momentos, llegó a decirme que no quería estar en este mundo.
Si ves que en ti hay por lo menos una o dos de las conductas que te comenté sobre la ansiedad de Giselle, por favor acude a tiempo a buscar orientación psicológica y recuerda participar activamente en su proceso. Avanzará mucho más rápido si no le prestas atención. Espero haber sido de ayuda para ti.