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La marcha de los pelagatos

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El cinismo del ex presidente Uribe no tiene límites. Acudiendo a su sagrado manual de propaganda (los 11 puntos estratégicos de Joseph Goebbels), viene convocando a sus seguidores a una marcha para este dos de abril, donde con mentiras y engaños busca desviar la atención de las acciones judiciales contra el entorno criminal que lo rodea.

Y fiel a su estilo perverso, el exmandatario echa mano de los conceptos expuestos hace más de 80 años por el exministro de Adolfo Hitler, a fin de convertir su adversidad en fortaleza y las mentiras en verdades. Los ejemplos abundan. Desarrollando el punto uno del citado manual “Principio de simplificación y del enemigo único”, el uribismo pretende individualizar en el presidente Santos y las Farc todos los males del país, presentando un panorama apocalíptico con el 'cacaraqueado' “Castro-Chavismo”, dirigido sabotear el proceso de paz.

Para mostrar este escenario, el Centro Democrático ayudado con verdades a medias, mentiras y calumnias, se apoya en el tercer punto del manual de propaganda del líder nazi: “Principio de la transposición: Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”; y, en ese marco, se encuentran las manifestaciones convocadas en todo el país para el próximo sábado.

Aquí se trata desviar la atención de las graves acusaciones y sindicaciones que pesan contra Santiago Uribe, hermano del exmandatario y actual senador, por paramilitarismo, contra sus hijos Tomás y Jerónimo por negocios turbios con un delincuente conocido con el alias del “Chatarrero” (otro distinto al contratista de los Juegos Nacionales); además de las condenas y procesos que se siguen contra varios de sus ex funcionarios y compañeros cercanos, entre los  que se encuentran: Andrés Felipe Arias, Luis Carlos Restrepo, Sabas Pretelt, Diego Palacio, Alberto Velásquez, Bernardo Moreno, María del Pilar Hurtado, Jorge Noguera, Mauricio Santoyo, César Mauricio Velásquez, Luis Alfonso Hoyos y Luis Alfredo Ramos. Y en la mira están José Obdulio Gaviria, Edmundo del Castillo, David Zuluaga y de su padre, Óscar Iván, ex candidato presidencial, quien también abandonó el país. Y a última hora se agrega la imputación de cargos y orden de captura contra los generales Mario Montoya y William Escalante.

Los cargos contra estas personas van desde los falsos positivos o ejecuciones extrajudiciales, paramilitarismo, concierto para delinquir, peculado por apropiación o en beneficio de terceros, interceptación ilegal de comunicaciones (chuzadas), tráfico de influencias, entre otros, que no son propiamente los delitos políticos ni la persecución judicial de los que se declara víctima Uribe.

Para tapar estas atrocidades, la 'ultraderecha' aprovecha todo lo que esté a su alcance: “Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave”, según reza el “Principio de la exageración y desfiguración” de Goebbels. Así, no se nos extrañe que el ‘impoluto’ del Uribe quiera pasar de victimario a víctima.

En el volante que se reparte invitando al plantón de Ibagué se insiste en las mismas mentiras, rumores y calumnias que ha utilizado el uribismo para oponerse al proceso de paz. Que se “busca pensión para los terroristas”, que se “cedió espacios a las Farc” y todo el cuento del “Castro-Chavismo”, pero no dicen nada de las negociaciones fallidas que buscó el expresidente con el mismo grupo insurgente, ese sí despejando y entregando territorio con la desmilitarización de 868 kilómetros cuadrados que incluía a los municipios de Pradera y Florida en el Valle del Cauca.

También invocan el pésimo servicio de salud y el paseo de la muerte. Nos preguntamos: ¿luego no fue el propio Uribe, cuando era senador, quien promovió y fue ponente de la ley 100 de 1993, que comercializó la salud, creó las EPS y trajo toda la hecatombe que vivimos los colombianos con este sistema?

Hablan de salir a protestar por el “atraco de pensiones y derechos adquiridos”. ¿Acaso no fue en el gobierno de Uribe donde se tramitó la reforma pensional (Acto legislativo 01 de 2005) que alargó de 1.000 a 1.300 las semanas de cotización, se largó el periodo de jubilación de 55 a 62 años para los hombres y de 52 a 57 para las mujeres y, además, se acabó con el mes 14, o sea el pago de primas de diciembre y junio? Estos buenos muchachos de Uribe no tienen memoria.

También se pronuncian contra el alza de impuestos, pero se olvidan que Uribe en su gobierno elevó el IVA del 8 al 16 por ciento, y qué decir de la venta de empresas nacionales al capital extranjero. Si a Santos se le acusa de la venta de Isagen, al exmandatario se le tiene que recordar que en sus ocho años de gobierno privatizó entidades públicas  por 13 billones de pesos, entre ellas Telecom, Banco Cafetero, Ecogas, Granahorrar y varias centrales eléctricas y empresas de energía del país, entre ellas Hidroprado en el Tolima, de cuya venta nada nos quedo.

Ahora, si se habla de corrupción, tendremos que citarle, entre los tantos que tuvo su administración, un solo caso: Agro Ingreso Seguro (AIS), con varios condenados y el principal responsable prófugo de la justicia, el exministro Andrés Felipe Arias.

Nos haríamos interminables refutando con verdades palmarias uno a uno los ‘motivos’ que tiene el Centro Democrático para convocar la marcha en contra el “dictador” Santos, que en el fondo es lo mismo que Uribe, sobre todo en el modelo económico neoliberal, pero que se diferencian en que el primero pertenece al selecto grupo de la oligarquía y el segundo a los terratenientes más reaccionarios de este país.

Pero estas diferencias traen sus contradicciones entre los dos personajes. Mientras el de la “Seguridad Democrática” no pudo acabar con la guerrilla en los seis meses que prometió al inicio de su gobierno, y esta quedó intacta en su estructura, pese a las detenciones masivas, recorte de libertades públicas y democráticas, falso positivos, chuzadas y todo el Estado policíaco que vivimos en sus ochos años de dictadura civil, el de la “Prosperidad para todos”, con su proceso de paz intenta sacarnos del escenario de muerte y violencia que hemos soportado por más de 60 años. Y en eso, lo apoyamos y respaldamos decididamente, así sea imperfecto.

Uribe, con sus marchas de pelagatos, así como la que realizaron 16 congresistas de su movimiento, el excandidato presidencial Óscar Iván Zuluaga y unos 60 ciudadanos más, pidiendo la libertad de Santiago Uribe, frente a la Casa de Nariño, solo trata de distraer la atención y minar el proceso de paz para salvarse de los Tribunales de Justicia Transicional, donde seguramente tendrá que ir como uno de los principales actores del conflicto. Uribe, quiere impunidad personal, de su familia y de sus amigos. 

Y aquí vienen otros de los principios de Goebbels: “Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad”. Eso es lo que pretende reafirmar la monserga uribista en las marchas contra el proceso de paz.

Por eso y mucho más, no marcharemos el sábado.

Nota: Para entender mejor este proyecto uribista es recomendable leer o escuchar las declaraciones del 'hacker' Andrés Sepúlveda sobre el plan estratégico contra el proceso de paz que se inició con la fachada Andrómeda.

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