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La ira y el inconformismo de los usuarios de Celsia y Alcanos en Ibagué

En la sede de Alcanos, de la carrera Quinta con calle 37, el ambiente estuvo tenso y los clientes golpearon las puertas exigiendo que los atendieran.
Ibagué
Autor: Redacción Ibagué
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Redacción Ibagué
Foto: EL OLFATO

Desde las 5:30 de la mañana, decenas de usuarios de las empresas Celsia y Alcanos madrugaron  a reclamar por los exagerados incrementos en las tarifas y por la deficiente atención en los puntos de servicio. 

Al parecer, de nada han servido los llamados de atención de la Superintendencia de Servicios Públicos ni la intervención de las autoridades locales, porque el inconformismo continúa no solo en las redes sociales sino también en las sedes de estas dos compañías. (Sin luz desde hace más de 12 horas: así amanecieron este miércoles varios sectores de Ibagué)

Este martes en la mañana encontramos a la señora Marina Moreno, residente en el sector de El Salado, quien a sus 65 años debe soportar varias horas de pie para buscar una solución a sus problemas con Celsia. 

Según la mujer, antes de la pandemia del COVID-19 pagaba por el servicio de energía en promedio $52.000, pero ahora su recibo llegó por $127.000

“No es justo que uno tenga que venirse desde El Salado y hacer esta fila al rayo del sol, para que no le solucionen nada. Yo tengo un seguro médico con Celsia, y vengo a pedirles que me cobren solo el consumo de luz y me suspendan las cuotas de salud. No tenemos con qué pagar eso en estos momentos”, sostuvo. (Superservicios dice que ha impuesto sanciones por más de $45 mil millones a empresas de servicios públicos diferentes a Celsia y Alcanos)

La ira de los usuarios de Alcanos 

En la sede de Alcanos, ubicada en la 37 con carrera Quinta, el ambiente estuvo más tenso. Pasadas las 8:00 de la mañana, los usuarios denunciaron que la entidad cerró sus puertas y no distribuyó fichas para atender a los indignados clientes

La más molesta era Cecilia Moya. Y tenía razón para estarlo. Ella pagaba $26.000 por el consumo de gas natural de los tres integrantes de su familia, pero, de repente, Alcanos le incrementó el valor de la factura a $104.000.

Su rabia no solo fue porque le están cobrando cinco veces más lo que cancelaba normalmente, sino porque la empresa se negó a recibirle su reclamo. Por eso decidió pegarle con su mano al vidrio y exigir una respuesta de los funcionarios. 

“¡No sean tan ladrones! ¡Abran ladrones! Que abran, eso no es justo. No atienden, está cerrado”, dijo la mujer visiblemente alterada.

A ella se le sumaron otros usuarios indignados por el mal servicio al cliente de Alcanos. Ante esta situación, la Policía Metropolitana tuvo que intervenir y tranquilizar a los afectados.

 

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