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Julio Roberto Vargas, el campesino cajamarcuno que quiere enfrentarse a AngloGold Ashanti

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Autor: ElOlfato
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Las montañas de Cajamarca han tenido que ver con todo en la vida de Julio Roberto, hasta con su propio nacimiento, que no fue en el hospital sino en una de las veredas del pueblo con ayuda de una partera.

Nacido de familia campesina -su padre jornalero y su madre ama de casa-, aprendió las labores del campo desde muy pequeño. Caminaba entre tomateras y cultivos llevando recados para su madre entre una vereda y otra, y aún recuerda cuando entraba a las cocinas de sus vecinos pidiendo favores y siempre esperaba como recompensa un chocolate con arepa. Todavía hoy, siendo candidato a la Alcaldía de Cajamarca, confiesa que lo que más le gusta cuando visita a la gente es meterse a la cocina.

Viviendo entre montañas

Todos los días Julio bajaba de la parte alta de la montaña y caminaba hora y media en compañía de sus cinco hermanos y vecinos para llegar a la escuelita de la vereda el Cedral de Cajamarca. “Cuando salíamos del colegio a la 1:30 de la tarde nos tocaba volver a subir y la subida, claramente, era mucho más difícil. Sin embargo, en el recorrido siempre andábamos en gallada cogiendo tomates de los vecinos o granadillas y ese era nuestro diario vivir”.

Esos años viviendo en el campo fueron los que le dieron a Julio Roberto la visión que tiene hoy de su territorio y el mundo, “Quienes hemos crecido en el campo vemos la realidad del país desde otra perspectiva, desde la zona excluida y olvidada de las políticas públicas donde las necesidades abundan de una manera más fuerte que en la zona urbana”, comenta él.

El político de la familia

Cuando era pequeño Julio veía a los políticos como unos hombres calvos y gordos con corbata y paño, una imagen muy ajena a él. Aunque no se daba cuenta que cada vez se metía más en ese mundo leyendo libros de historia y ciencias sociales. En algún momento pensó que lo suyo era la física, el estudio de los astros y el cosmos, sin embargo el camino lo fue llevando a una realidad más cercana: la realidad social.

Siendo el segundo de seis hermanos, Julio fue el único que nació con vocación política, decidió estudiar Trabajo Social en la Universidad del Quindío mientras sus hermanos se graduaban de Ingeniería de Alimentos, Topografía, Biología y Salud Ocupacional, pero elegir esa carrera no fue fácil. Para poder hacerlo tuvo que trabajar como jornalerlo en las veredas de Cajamarca y luego, en busca de sus sueños, se trasladó para Bogotá a trabajar en Corabastos vendiendo pescados mientras reunía para entrar a la universidad.

Julio recuerda la escena del primer día que llegó a Bogotá: desde los Altos de Cazucá, en Ciudad Bolivar, vio a media noche la inmensa capital desde la montaña, sus luces titilantes, sus avenidas y calles. Era un paisaje inspirador. Sin embargo a la luz del día, cuando la oscuridad había dejado de esconder las imperfecciones, el paisaje dejó de ser tan hermoso: y vio la cruel realidad de la ciudad, las montañas de pobreza, exclusión y marginalidad que vivían de forma amontonada en el sector. “Para ese tiempo tuve una enorme influencia del autor Eduardo Galeano y eso fue lo que me hizo comprometerme aún más con lo social y tomar la decisión de trasladarme a Armenia a estudiar trabajo social”, confiesa.

La nueva generación de Cajamarcunos que quieren hacer política de manera diferente

Desde los 18 años Julio Roberto empezó a meterse de lleno en el campo de la política. La idea nació de tardes de largas tertulias en donde hablaba con jóvenes de su edad, preocupados por el municipio, de la corrupción y el clientelismo que había en Cajamarca. “Veíamos que éramos una generación que había crecido con muy pocas oportunidades en un municipio de inmensas riquezas naturales pero muy pocas salidas económicas. Los que estudiábamos teníamos que irnos del municipio y andar medio país para buscar un empleo porque aquí estaban cerradas las puertas”, dice Julio.

En el 2011, con 26 años, Julio se inscribió como candidato a la alcaldía, sin tener cancha en el campo político, sin muchos fondos para llevar a cabo una campaña y sin ser conocido más allá de su círculo familiar. Aún así consiguió un aproximado de 800 votos superando a candidatos de largas trayectorias políticas. “Éramos ocho candidatos que aspiraban a alcaldía, enfrentado a los políticos tradicionales que habían estado en el poder desde que yo era niño. La multinacional ya estaba en el municipio y yo era el único que estaba en contra del proyecto minero”, comenta Vargas.

Luego de las elecciones Julio continuó realizando trabajo social en su vereda, convirtiéndose en presidente de la Junta de Acción Comunal en el 2012. Labor que alternaba visitando las veredas del municipio y promoviendo la realización de la consulta popular en contra del proyecto minero La Colosa. En 2015 se presentó nuevamente como candidato a la alcaldía, vinculado con un grupo de jóvenes profesionales que deseaban refrescar el panorama político del pueblo. De esas elecciones Vargas obtuvo un aproximado de 3.000 mil votos mientras que la lista de concejo de su campaña fue la más votada al concejo municipal.

Ahora, cuando falta menos de una semana para elegir el nuevo Alcalde de Cajamarca, y luego de que la Corte Constitucional confirmara que los entes territoriales tienen autonomía para prohibir actividades mineras en su territorio, Julio Roberto Vargas se presenta como el candidato que podría partir en dos la historia de la despensa agrícola de Colombia.

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