
Río Opia, en riesgo por urbanismo e industrias sin control
Contaminación urbana, vertimientos industriales y falta de control estatal amenazan al río Opia y a su ecosistema de ostras de agua dulce.

Escrito por: Sergio Andrés Quintero Morales
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La situación del río Opia, una de las principales fuentes hídricas del norte del Tolima, se ha deteriorado a niveles alarmantes por cuenta de la contaminación urbana, el crecimiento desbordado de proyectos urbanísticos y la descarga de residuos sin tratamiento. Así lo denunció Carlos Ruiz, líder ambiental del municipio de Piedras, quien ha documentado durante años esta crisis ecológica sin respuesta estatal.
“La problemática se divide en dos partes: la contaminación que está recibiendo el nacimiento del río Opia y a lo largo de su recorrido por Ibagué, que es bien fuerte el impacto”, explicó Ruiz.
Uno de los sectores más afectados es Fortessa, donde, según el denunciante, varias constructoras han levantado torres de apartamentos a escasos diez metros del cauce del río. “Se han presentado videos, se han hecho denuncias, todo esto se le ha aportado a Cortolima para ver de qué manera toma medidas, pero desafortunadamente nunca ha pasado nada”, lamentó.
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El líder ambiental agregó que los vertimientos no solo impactan la calidad del agua, sino que están generando la desaparición progresiva de un ecosistema exótico: las ostras de agua dulce. “Ya son muy pocas las ostras que se encuentran. Este ecosistema se ha ido diezmando todos los días más y más”, afirmó.
Ruiz señala que otras actividades productivas están también generando un daño paulatino. “Todo ese proceso del cultivo con sus químicos va a dar al río Opia y eso hace que ese ecosistema que tiene el río vaya desapareciendo poco a poco”, sostuvo.
Aunque la ciudadanía ha intentado visibilizar el problema a través de mesas técnicas y propuestas de protección, Ruiz asegura que no hay voluntad institucional para actuar. “La idea es que las entidades como la Gobernación, la Alcaldía de Ibagué, Cortolima también, se enfoquen en mirar de qué manera pueden ir mitigando estos impactos. Ya tienen conocimiento hace mucho tiempo, pero hasta el momento no hemos visto nada”.
El líder advirtió sobre un “urbanismo salvaje” en la zona de influencia del río, especialmente en el sector de La Vela Samar, donde hay una alta concentración de proyectos de vivienda. “Eso hace que todos los días lleguen más vertimientos al río”.
Si bien reconoce que no se oponen al desarrollo ni a la producción, Ruiz insiste en que es urgente encontrar puntos de concertación. “Aquí tratamos es de concertar. Se han propuesto mesas técnicas donde el gobierno, el sector productivo y la población civil miren de qué manera se estructuran alternativas para hacer que esta contaminación no siga”.
Pero el gran obstáculo es el desinterés gubernamental. “Desde que no haya voluntad es muy difícil. Tenemos una ley ambiental muy amplia, pero si esa voluntad no la tiene Cortolima, la Alcaldía, y no se comprometen, esto va a ser muy difícil”, expresó.
Ruiz forma parte de un colectivo de habitantes de Piedras llamado “Defensores del Opia”, que desde hace varios años intenta frenar el deterioro ambiental del afluente. “No encontramos apoyo por parte ni del gobierno de Ibagué ni de Cortolima y esto sigue así. Esto no va a pasar nada si no hay compromiso, si no hay voluntad por parte de estas entidades”.
El llamado es claro: sin inversión ni decisión política, el río Opia está condenado a morir lentamente. Y con él, una parte valiosa del patrimonio ambiental del Tolima.