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El museo de la historia y el respeto al Cañón del Combeima

El Museo Veredal del Cañón del Combeima es un lugar donde se encuentra plasmada la historia de la humanidad y retrata el pensamiento de muchas épocas.
Historias
Autor: Paula Sofía Núñez Beltrán
Autor:
Paula Sofía Núñez Beltrán
El museo de la historia y el respeto al Cañón del Combeima

Camino al mirador del Cañón del Combeima, a 17 kilómetros o 25 minutos de Ibagué, mientras los ladridos de los perros entran por los oídos y el frío viento pasa por los poros, en una esquina se encuentra el Museo Veredal. 

Reconocido como ‘El camino del recuerdo', este espacio colecciona años de historia en oro, plata, papel y la mayor cantidad de materiales posibles. 

En el año 1.989, Ángel Alberto Lozano, o también conocido como ‘Guardián Mayor del Combeima’, fundó el Museo Veredal, el cual contiene las memorias de su familia. 

Su padre, un paisa llamado Martín Restrepo, y su madre, una antioqueña que inspira el nombre del Museo, representan lo que es Ángel: "un hombre tolimense con barriga antioqueña y mucho sentido de identidad, amor y respeto". 

En el Museo Veredal se guardan todos estos valores, junto a objetos que retratan una historia y sus vivencias.

“Por eso, al mirar la mayoría de Huacas, el entierro de todas estas joyas que pasan de 800 años de las estatuillas, de las hachas, de los regatones, ollas pequeñas y los mismos rodillos indígenas de pinturas de la tierra, nos demuestra a nosotros que antes hubo gente más culta”, resaltó el Guardián Mayor.  

Los elementos que hacen parte de la colección del Museo Veredal retratan la respectiva idiosincrasia de la época a la que pertenecen. 

Este cuenta con: cuadros de hace 200 años, vajillas de plata de hacienda, radiolas holandesas de finales de 1.800, lanza copas de 200 años, frascos de vinos italianos, entre muchas cosas más. 

Este espacio, dirigido por Ángel Alberto Lozano, oriundo del Cañón del Combeima, recibe a los visitantes e incentiva el respeto y amor por el Cañón, porque es necesario comportarse como buen hijo de la tierra. Esto por medio de un turismo contemplativo.

“Un turismo contemplativo que nos volverá a hacernos sentir más colombianos, más campesinos. Con un sentido de pertenencia y mucho respeto en la parte ecológica, ambiental, cultural e histórica”, describió Ángel. 

Este turismo permite valorar y querer todo lo que ofrece el Cañón del Combeima, desde sus hostales, hasta el Nevado del Tolima. 

Como Guardián Mayor y como último heredero, Ángel Lozano quiere decir: “que vale la pena que nos volvamos a enamorar de nuestra patria colombiana, que antes de salir del país conozcamos lo que tenemos en nuestros pueblos, en nuestros territorios. Todo esto nos llevará a nosotros”, concluyó. 

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