El pasado 25 de mayo fue aprobado en el Concejo Municipal el Plan de Desarrollo titulado “Ibagué Para Todos 2024-2027”, por 12 de los 19 concejales/as de la corporación; y definitivamente el título no pudo haberse escogido mejor, pues si algo queda claro, es que Ibagué no fue pensada para las mujeres durante los próximos cuatro años. ¡Pero ojo! Esta no es una discusión del lenguaje, así que vamos a lo concreto.
Cuando la alcaldesa Johanna Aranda presentó su Plan de Desarrollo a inicios del mes de mayo ante el Concejo Municipal de Ibagué, hizo un importante anuncio: Este documento contendría un capítulo especial para las mujeres ibaguereñas. Bajo esta llamativa premisa, inicié la revisión del documento.
Dicho capítulo especial se denomina “El Momento de las Mujeres”. Está dividido por temáticas donde se abordan algunas como: Salud sexual y reproductiva, mujer rural, salud mental, inclusión laboral, vida libre de violencias, entre otras. Temáticas que son aterrizadas en cerca de 60 metas.
En cada una de las temáticas se realiza una labor de diagnóstico medianamente aceptable, donde a través de cifras y reflexiones se concluye cuáles son las principales problemáticas que afectan en forma grave a las mujeres.
Pero ¡Oh sorpresa! Cuando nos dirigimos a las metas, lo que encontramos no fue lo prometido. Las metas planteadas en este capítulo para mujeres no son cosa distinta que las mismas metas planteadas de forma transversal en el resto del documento. Es decir, no se trata de metas con enfoque de género ni construidas de manera específica.
Para ser más precisa he de hacer el siguiente recuento: de las 60 metas del capítulo “El Momento de las Mujeres” solo 5 tienen que ver directamente con las mujeres; y, en general, de las 333 metas del Plan de Desarrollo Municipal, solo 6 están relacionadas directamente con nosotras.
En esas 6 metas no se observa ninguna acción trascendente que pudiera impactar de forma significativa, pues la meta estrella es la creación de la Secretaría de la Mujer, lo cual, en principio, podría ser bueno; pero en este caso, al no tener un enfoque claro y un presupuesto robusto, esta dependencia puede convertirse simplemente en un botín más de burocracia.
Es decir, que la administración municipal no le apunta en 4 años a disminuir la brecha salarial entre hombres y mujeres; a generar estrategias diferenciales de empleabilidad; a crear condiciones para que las mujeres podamos construir un plan de vida sin elegir entre ello y las labores de cuidado. Tampoco le apunta a una disminución seria de mujeres víctimas de violencia de género, y mucho menos a temas de “avanzada” como la humanización en la prestación de los servicios de la interrupción voluntaria del embarazo o a la menstruación digna para mujeres de escasos recursos.
En conclusión, durante los próximos cuatro años para las ibaguereñas habrá más de lo mismo, con una única diferencia: En esta oportunidad nos mintieron diciéndonos que ahora sí era el momento de las mujeres.