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Volver a nacer: el relato de una periodista ibaguereña que ni un accidente cerebrovascular pudo vencer

Luego de un desmayo, Zayra Orjuela despertó en medio de una UCI, cubierta de cables, y con la mitad izquierda de su cuerpo paralizada. Esta es su historia.
Historias
Autor: Juan Esteban Leguízamo
Autor:
Juan Esteban Leguízamo
Volver a nacer: el relato de una periodista ibaguereña que ni un accidente cerebrovascular pudo vencer

La vida de la periodista ibaguereña Zayra Tatiana Orjuela se partió en dos el día en que su cuerpo ya no era suyo.

Un vaso sanguíneo de su cerebro se reventó y provocó una fuga de sangre, desencadenando un accidente cerebrovascular. Todo a su alrededor se oscureció por un desmayo y cuando despertó –cubierta de cables en una UCI– la mitad izquierda de su cuerpo estaba paralizada, no se movía.

La razón de este episodio todavía es un misterio para los expertos, quienes consideran que las causas se remontan, quizá, muchos años atrás, a un hábito insano que hoy pudo superar. Esta es su historia.

“Todo comenzó rápidamente, con un agudo dolor de cabeza, el 2 de febrero de 2021”, recordó Zayra al cerrar los ojos y hacer memoria.

“Me tomé dos pastas, pero el dolor no se detenía. Me asusté cuando comenzó a hormiguear el lado izquierdo de mi cuerpo”, pensó, sin saber lo que pasaría en unos minutos.

Mientras se dirigía con sus familiares de urgencia a la Clínica Tolima, perdió el conocimiento súbitamente y sufrió un apagón. Su madre cuenta que comenzó a convulsionar y, después de practicarle un TAC, el diagnóstico arrojó un accidente cerebrovascular hemorrágico.

“Cuando desperté, no tenía noción del tiempo dentro de la UCI. Recuerdo que estaba adormilada y me dolía muchísimo la cabeza. Me frustraba ver mi pie, mi brazo y no poder moverlos. Lloraba mucho”, señaló.

“En la UCI estuve internada ocho días. Los neurólogos y hematólogos me dijeron que hay accidentes de este tipo en los que se desconoce el detonante”, sostuvo.

Entre tanto, su esposo o su hermana enviaban mensajes de esperanza desde el celular de Zayra a grupos de periodistas para dar cuenta de los avances en su estado de salud.

Luego que le dieran el alta, lo más difícil fue enseñarle de nuevo al cerebro que ese lado izquierdo existía.

“Tuve que gatear y hacer ejercicios como un bebé para aprender a caminar otra vez. Las terapias y la recuperación me tomaron casi dos meses, gracias a que le metí muchas ganas y porque siempre he sido deportista”, explicó.

Zayra fue selección Tolima y Bogotá de baloncesto durante su adolescencia por su talento (incluso fue entrenadora) y, sin embargo, ahí estaba, aprendiendo a recuperar la memoria muscular y a ejecutar acciones que habían dejado de ser tan sencillas como bañarse sola.

“Miren: ya esta mano me hace caso”, dijo con humor en uno de los videos que publicó enseñando su recuperación.

De igual forma, todos los días –durantes tres meses–, recibió inyecciones anticoagulantes en la panza para evitar recaídas.

“Y sin embargo, mi cuerpo no pudo volver a ser el mismo. De hecho, me dio de nuevo un aviso en agosto de 2021, cuando experimenté otra convulsión. Fue aún peor porque estuve consciente. Comenzó con un temblor involuntario en la pierna izquierda que comenzó a subir por todo el cuerpo hasta la cabeza, y entonces me apagué”, manifestó.

Se trató de un recordatorio de la reducción en las capacidades de su cuerpo, dijo Zaira, pero también de una segunda oportunidades que le había concedido la vida.

“Que no pierdas esa energía ni esa sonrisa nunca. Es lo que más he aprendido este año. Ojalá en vida uno se diera cuenta de la huella que deja en otros. Con este episodio creo que lo sentí: el apoyo incondicional de los demás”, precisó.

Las causas todavía no están esclarecidas y solo se puede especular que el accidente pudo originarse en la acumulación de emociones y cargas laborales de muchos años.

“He sido muy acelerada siempre, en el sentido de que respondo por lo que debo hacer así mi cuerpo esté cansado y no dé más, en el trabajo como en el hogar. Creo que el cuerpo, tarde o temprano, te cobra factura y te fuerza a tomar una pausa. Yo no lo entendí, hasta que me impuso la calma”, expresó.

“Madrugar, trasnochar, no comer por horas, caminar todo el tiempo. Toca cuidarse desde el principio. Es importante escuchar las señales que envía tu cuerpo y que empiezan con un dolor leve”, concluyó.

Muchos años antes, por ser deportista, Zayra fue becada en Bogotá. Quiso ser psicóloga cambiando el rumbo de esta historia, pero no estaba disponible. La única opción que llamó su atención fue comunicación y periodismo. Allí llegó por curiosidad y se quedó por diversión.

Luego de graduarse y regresar a Ibagué, se vinculó a la Universidad del Tolima, la CUN, Ecos del Combeima, P&C, el Festival Folclórico Colombiano, la Alcaldía, Cortolima y, por último, el IBAL, donde trabaja hace cuatro años.

Lo último que Zayra anhela es volver a jugar baloncesto y así regresar al deporte que dio origen a esta historia, donde encontró una de las más duras pruebas y, con mucha más calma, una de las mejores enseñanzas.

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