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Dos excombatientes tolimenses de las FARC le apuestan a la paz a través de la caficultura

Perfil de dos personajes que le apuestan a la fundamental, pero imperfecta, paz de nuestro país.
Historias
Autor: Juan Esteban Leguízamo
Autor:
Juan Esteban Leguízamo
Dos excombatientes tolimenses de las FARC le apuestan a la paz a través de la caficultura
Foto: EL OLFATO

Se niegan a volver a la violencia y el círculo de odio. Esa es la idea que ahora guía las vidas de Gildardo González y Óscar Murillo, dos excombatientes de las FARC nacidos en el Tolima que, hoy, le apuestan a la paz a través de la caficultura.

Sus vidas, como la de otros 13.589 guerrilleros desmovilizados en 2016, cambiaron radicalmente al reinsertarse en la sociedad civil y vincularse al desafío de los proyectos productivos. Este es su relato.

Gildardo González nació en el municipio de Dolores, al sur del Tolima, y empuñó las armas durante 14 años en las FARC.

“Pertenecí a una columna móvil ‘Daniel Aldana’ en Nariño, en el Comando Conjunto de Occidente”, indicó.

Tras la dejación de armas, regresó a su pueblo natal (donde actualmente vive con su familia) y desde allí representa la Asociación Acopaz.

“Somos 35 excombatientes y 15 personas de la comunidad trabajando para que todos tengan una mejor calidad de vida y reconstruyan tejido social”, manifestó.

Para Gildardo, sin embargo, la lucha no ha sido fácil en estos cuatro años.

“No ha sido un proceso fácil retornar a la vida civil. Han sucedido muchas inclemencias en el trabajo que hemos desempeñado. El Gobierno ha venido incumpliendo parte de los acuerdos de paz”, dijo.

Y agregó: “No había suficientes tierras y entonces nos hemos ido desplazando nuevamente a nuestros territorios de donde éramos oriundos. Hemos venido trabajando en pequeñas parcelas que nos han facilitado nuestras familias y que hemos comprado poco a poco con los recursos que nos dan”.

Desde allí, aseguran, han encarado el mal tiempo y sacado adelante sus productos. Es decir, las miles de horas que hay detrás de, por ejemplo, la deliciosa taza de café suave colombiano que usted probó esta mañana.

“Con muchas dificultades hemos venido implementando el tema de la transformación de café. No contábamos con las suficientes maquinarias para hacer este proceso. De hecho, lo hemos venido haciendo a través de particulares”, destacó.

Óscar Murillo, excombatiente, 22 años empuñando las armas, también puede dar cuenta de ello.

“Todos estos procesos se llevan con las uñas porque hay poco apoyo. Nosotros le hemos apostado a construir paz desde las regiones por medio del café en formas asociativas”, expresó.

Asimismo, aseguró que en estos proyectos productivos también trabajan con indígenas y caficultores de otros municipios. ¿El resultado? Sus productos estrella: ‘El tercer acuerdo’ y ‘Galilea’.

“Competimos contra marcas muy grandes y de excelente calidad. Lo hacemos con toda la ley. Es un reto que estamos asumiendo y queremos salir adelante así, compitiendo”, aseveró.

Tanto Gildardo como Óscar coinciden en que el grupo armado al que pertenecieron es una cruz que todavía deben cargar como un estigma y, también, un arma apuntando a su cabeza.

“Quiero denunciar los asesinatos selectivos que vienen sucediendo en el país contra nosotros los reincorporados”, dijo.

Y añadió: “La persona que quedó como nuestro representante en la Mesa Nacional de Café, y que buscó una exportación directa para no tener intermediarios, sufrió un atentado donde afortunadamente salió ileso. Están atentando contra la incorporación y los proyectos productivos”.

No se equivocan: según las Naciones Unidas, han matado en promedio a un reinsertado cada seis días desde septiembre del 2016, cuando la guerrilla finalmente dio el salto a la legalidad después de medio siglo de violencia.

A esa cuenta de agresiones, deben sumarse 21 casos de posible desaparición forzada, más de 300 casos de amenazas y 67 atentados contra exguerrilleros que se han mantenido en el proceso, de acuerdo con el diario El Tiempo.

A pesar de todo, hay gente que le sigue poniendo el pecho a la situación. En el Tolima son varias las organizaciones vinculadas a proyectos productivos: Icononzo, Planadas, Dolores, entre otros.

Al final con una sonrisa, pero también con nerviosismo, Gildardo y Óscar tienen entre manos una bolsa de su producto estrella. Entonces aseguran que nunca volverían a la guerra y que harán lo que sea por apostarle a la fundamental, pero imperfecta, paz de nuestro país.

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