Parece que a la clase política que gobierna el Tolima se le ha olvidado que el aguardiente Tapa Roja no solo es una de las insignias culturales de nuestro departamento, sino también un producto que ha permitido invertir millonarios recursos en el desarrollo de nuestra región.
La apertura irresponsable de las fronteras por parte del exgobernador Ricardo Orozco ha generado una grave crisis financiera para nuestra Fábrica de Licores del Tolima, una empresa que ha transferido al departamento más de $50.000 millones en los últimos tres años.
Desde el año pasado, como diputado del Departamento, hemos venido advirtiendo sobre el alto riesgo que ha representado para el Tolima la entrada de otros aguardientes como el Cristal o el Antioqueño. Justamente, esta competencia desigual ha ocasionado que nuestra Fábrica de Licores haya venido disminuyendo la venta de botellas año tras año, hasta llegar al asfixiante momento en el que se encuentra.
La situación para nuestra licorera es tan crítica que basta con recorrer los municipios del Tolima para evidenciar que el mercado está siendo dominado por empresas de otras regiones del país. En lugar de trabajar para posicionar el Tapa Roja, lo que hemos visto ha sido un debilitamiento progresivo de la marca que representa menos recursos para inversión social en la región.
Recordemos que el monopolio rentístico de las licoreras se estableció en nuestro país desde el año 1904, y, por ende, gran parte de los recursos con los que cuenta el Departamento dependen de dicho mercado. Por eso, resulta incomprensible que los tolimenses debamos soportar decisiones políticas y económicas (como la apertura de fronteras) que van en contravía con los intereses de nuestro Tolima.
Así pues, el hecho de que la Fábrica de Licores del Tolima solo haya vendido 800.000 botellas demuestra que las administraciones departamentales no se han preocupado por fortalecer la empresa.
En lugar de permitir la entrada de los aguardientes Costeño y Antioqueño, el gobierno departamental debería promover que la Fábrica se enfoque en seguir innovando con productos como el Tapa Roja rosado, un licor exitoso que tuvo amplia acogida por parte de los tolimenses.
Solo nos resta esperar que la actual gobernadora tome la decisión de alejarse de la gestión de sus antecesores y copartidarios, e implemente las acciones que sean necesarias para sacar de la crisis a la licorera del Tolima.
En lugar de abrir las fronteras a más competidores, el aguardiente Tapa Roja debería trascenderlas. De lo contrario, e infortunadamente, el tiempo nos dará la razón y esta solo será la crónica de una muerte anunciada para nuestra Fábrica.