La mayor debilidad de los defensores de la gran minería es que exigen de manera reiterada un debate técnico que no han podido afrontar. Por el contrario, han caído en el error de estigmatizar a quienes están en contra de los proyectos mineros. Recientemente la polémica fue avivada por el profesor Oswaldo Ordoñez, geólogo de la Universidad Nacional de Medellín, quien en el programa ‘Semana en Vivo’, colocó la cereza que le faltaba al pastel, hablando de “yihadismo ambiental”.
Ordoñez repitió el error que tanto le costó a la multinacional Anglogold Ashanti cuando un medio regional publicó una foto del celular de Rafael Hertz, vicepresidente de sostenibilidad de AGA, en la que se leía: "Identificaron en el público de los opositores a varios guerrilleros de Anaime". Este tipo de señalamientos a los opositores al proyecto La Colosa dejan muy mal parada a la empresa minera, pues desvirtúan por completo su reiterativo llamado a un debate técnico.
Insistiendo en el debate técnico, llama la atención que durante el desarrollo del programa, tanto el profesor Ordoñez como Silverio Gómez, redujeron todo su arsenal argumentativo a un “dilema” sobre la consulta popular de Ibagué, específicamente frente a la formulación de la pregunta. Un debate técnico de carácter jurídico que ninguno de los dos maneja, ni el uno como geólogo ni el otro como economista.
Ninguna intervención de Ordoñez tiene carácter de debate técnico en el plano ambiental. La terrible equiparación del movimiento ambiental con el terrorismo internacional no fue la única ligereza del profesor, quien se atrevió a equiparar los efectos de la gran minería con los de la instalación de un poste de luz, pero no contento con esto, se refirió a la supuesta vocación minera de Ibagué poniendo como ejemplo las minas de Payandé, corregimiento del municipio de San Luis.
Se preocuparon los dos panelistas por dejar clara la “inmensa diferencia” entre la minería ilegal y la minería legal. Sin embargo, cuando se puso sobre la mesa el caso de la Drummond (empresa legal), evadieron este claro ejemplo arguyendo que se trataba de “un caso aparte”.
Silverio Gómez tampoco hizo gala del debate técnico sobre la minería. Aunque mucho más “datiado” que Ordoñez, el economista se salió del tema haciendo referencia a diferentes problemas de Ibagué: acueducto, desempleo, trabajo infantil, informalidad, analfabetismo, y hasta la crisis de la universidad del Tolima y el Federico Lleras. Problemas que no han sido causados por la minería ni van a ser solucionados por ella.
Finalmente, cuando Jaramillo indica que Ibagué no recibe regalías, desvirtúa ‘la máxima’ de Silverio Gómez: “quien no quiera Minería que renuncie a las regalías”, lo que el economista responde sin el más mínimo dato objetivo, tratando de achacarle a Jaramillo el hecho de que Ibagué no se beneficie de los recursos del extractivismo.
Lo cierto es que nadie fue capaz de salirle al debate realmente técnico propuesto por el profesor Rodrigo Negrete, quien no brilló tanto por su fuerza discursiva o por comentarios desproporcionados, como por sus consistentes e incontrovertibles argumentos.
Posdata 1: Anglogold hizo reiteradas denuncias sobre politización del debate minero y después aceptó que financia varios partidos políticos (otra gran contradicción).
Posdata 2: En el debate de la paz, Barreto por más que juegue al camaleón no podrá quedar bien con Santos y Uribe al tiempo.
Posdata 3: La UT no aguanta a Herman Muñoz un día más.