03 de agosto de 2025

Valeria Castellanos: la niña del Líbano convocada a la Selección Colombia Sub-15

La defensora central habló de su corto, pero prometedor proceso en un deporte en donde las mujeres cada vez toman más protagonismo.

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Escrito por: Adrián Vanegas
Periodista
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El mejor regalo de 15 años para Valeria Castellanos Gómez no fue una fiesta con vestido blanco bailando el vals, en la semana de su cumpleaños fue convocada a la Selección Colombia Sub-15 de fútbol femenino. La noticia, que sorprendió y llenó de orgullo a su familia y a todo el municipio del Líbano, es fruto de años de esfuerzo, entrenamientos exigentes, sacrificios económicos y una pasión que nació desde muy pequeña.

"Estoy muy feliz, muy contenta y agradecida con todos los que me han apoyado. Esto no ha sido fácil, pero con disciplina y esfuerzo ahí vamos", expresó Valeria, con una sonrisa tímida y la madurez de quien sabe que apenas está dando sus primeros pasos en un camino largo y exigente.

De los patines al balón

Aunque hoy la joven tolimense es defensora central, su primer amor deportivo fue el patinaje. Sin embargo, la pasión por el fútbol fue más fuerte, y después de unos años se vinculó al club Los Tigres, dirigido por la entrenadora Sandra Rojas, en donde fue una de las pocas niñas en un equipo conformado en su mayoría por niños.

"Al principio fue incómodo, pero con el tiempo ellos me respetaron y nos hicimos como una familia", recuerda Valeria. Aquellos entrenamientos en canchas improvisadas y partidos en municipios cercanos como Mariquita y Armero Guayabal le dieron carácter y temple, dos virtudes que hoy la definen en la cancha.

La oportunidad de mostrarse llegó con una convocatoria a la Selección Tolima, donde superó filtros y fue llamada por el técnico Jorge Espinal, quien también la invitó a formar parte del club Talento Tolimense, equipo con el que ha crecido técnica y tácticamente, y con el cual participó en el torneo infantil más importante del país, el Baby Fútbol.

Fue allí donde finalmente consolidó su posición como zaguera central, gracias a su contextura física (mide 1,70 m), su buen juego aéreo y su capacidad para salir jugando desde el fondo. "Intento no rechazar tanto, sino más bien construir desde la defensa", dice, con la seguridad de quien ha aprendido a pensar el juego.

Una familia que no descansa para cumplir el sueño

Pero detrás de cada entrenamiento y cada convocatoria hay una historia de esfuerzo silencioso. Su madre, María del Pilar Gómez, ha sido una pieza clave en este proceso. Junto a su esposo Leonardo Restrepo, han asumido el reto de sostener el sueño deportivo de su hija, a pesar de las dificultades económicas.

"Tenemos un negocio, pero esto ya es otro nivel. Hacemos rifas, vendemos sándwiches, tintos, lo que sea necesario para poder traerla a Ibagué una, dos o tres veces por semana", cuenta su mamá. En esas jornadas, han contado con el apoyo de familiares y amigos que los han acogido y les han tendido la mano, conscientes de que cada peso invertido en Valeria es una apuesta por el futuro del deporte en el Tolima.

El transporte, la alimentación, los uniformes y otros gastos no son menores, pero han sido cubiertos con la solidaridad del pueblo libanense. "Con cada granito de arena que aportan, ayudan a que los sueños se hagan realidad", expresa con gratitud María del Pilar.

Pies en la tierra, pero un objetivo claro

Valeria es consciente de que su llamado a la Selección Colombia Sub-15 es apenas el primer peldaño. "Sé que es un pasito chiquito, pero tengo claro que debo ganarme el puesto, competir y mantener los pies en la tierra", afirma.

Admiradora de referentes internacionales como Mapi León, Gaby Santos, Alexia Putellas y Alex Morgan, también encuentra inspiración en figuras nacionales como Linda Caicedo y Catalina Usme, jugadoras que, como ella, han luchado por hacerse un espacio en un deporte que aún impone barreras para las mujeres.

El camino de Valeria no ha sido sencillo, pero sí genuino. Desde una cancha con más niños que niñas, hasta vestir la camiseta de Colombia, ha demostrado que el talento puede brotar incluso en los rincones más alejados, si hay disciplina, convicción y una red de apoyo dispuesta a remar contra la corriente.

Hoy, el Líbano no solo celebra su convocatoria, sino que se ilusiona con verla algún día en un Mundial, representando a un país que necesita más historias como la suya: humildes, guerreras, y llenas de esperanza.

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