Para 2050, la urbanización y el crecimiento económico habrán duplicado la demanda de electricidad. A medida que América Latina se prepara para una revolución de energía limpia, ¿el sector eléctrico en Colombia está preparado para cosechar los beneficios de este mercado de rápido crecimiento?

Los índices de urbanización en algunos países de América Latina son de los más altos del mundo. El 81 % de la población de la región vive en ciudades y para 2050, se espera que esta cifra llegue al 90 %. 

En estos momentos, muchos países han entrado en un periodo de recuperación después de la recesión, lo cual ha impulsado el crecimiento económico, que a su vez está respaldado por un sólido consumo privado.

Estos factores están dando lugar a un aumento en la demanda de electricidad, y para el caso de Colombia se espera que la penetración solar en el país alcance entre un 5 y 8 % en el 2031.

“Frente a este panorama, en 2019 en Colombia se han anunciado nuevas adiciones a la flota de vehículos eléctricos con 64 buses y 100 taxis en Medellín, 100 camiones ligeros en sectores de alimentos y servicios, 24 buses en Cali, y al menos 594 buses en proceso de licitación para Bogotá” afirmó Dafna Siegert, socia de Advisory de EY Colombia.  

En Colombia, el Gobierno ha definido la electrificación de la flota vehicular como una prioridad clave para el desarrollo sostenible y la reducción de las emisiones de gases efecto invernadero. El Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 establece el objetivo de lograr 6.600 vehículos eléctricos para 2022, mientras que el documento CONPES 3934, que define la Política de Crecimiento Verde, establece el objetivo de alcanzar 600.000 vehículos eléctricos para 2030.

Sin embargo, a pesar de este panorama el mercado de vehículos eléctricos (tanto privado como público) en Colombia aún tiene un largo camino por recorrer.

Principales retos

1. Infraestructura de carga: existen pocos puntos de recarga públicos para vehículos eléctricos, lo que crea inseguridad para los usuarios y no los alienta a cambiar a este tipo de tecnología. Actualmente, la flota de vehículos eléctricos en el país es de menos de 1.000 unidades y solo 3 ciudades (Bogotá, Valle de Aburrá y Cali), han implementado puntos de recarga para estos automóviles, que han sido instalados por empresas privadas de distribución de electricidad.
2. Regulación eléctrica: la infraestructura de carga no está dentro del esquema de activos para ser reconocido en la actividad de distribución de electricidad. Tampoco hay tarifas horarias con diferencias entre las horas pico y las horas valle. La carga del vehículo debe poder realizarse en las horas de menor actividad con tarifas de energía más bajas y, por lo tanto, tener costos operativos más bajos.
3. Planes de ordenamiento territorial: los planes de ordenamiento territorial no incluyen obligaciones para que los edificios tengan una infraestructura que permita derivaciones eléctricas para conectar los vehículos del estacionamiento al medidor del usuario.

* Con información de EY.