Llevamos más de dos meses confinados por esta pandemia, enfrentándonos a un enemigo tan diminuto que de un día para otro nos cambió y partió la vida en dos. Sin lugar a dudas el 2020 será un año que marcará la historia, dejando huellas en el almanaque de cada persona y familia… un 2020 que nunca olvidaremos.
Tantos sueños, viajes, celebraciones, estudios, operaciones, negocios que quedaron truncados o detenidos en el tiempo y aun así la vida ha podido avanzar.
Cuándo nos pasó por la mente que viviríamos una situación de salud como esta en todo el mundo, llevándonos a convertirnos en personas frágiles y vulnerables en toda nuestra humanidad. Que estaríamos encerrados tantos días, en un principio, sin saber qué hacer y luego llegar a organizar un plan de vida al interior de la familia aprovechando esta oportunidad para sacar grandes aprendizajes, dejar fluir la creatividad, expresar el amor de manera diferente, aprender a discutir, perdonar y, al final, ser héroes.
Y qué decir de la forma como nuestros niños, adolescentes y jóvenes están estudiando a través de la virtualidad, a prueba de error y ensayo, sin estar preparados. Padres de familia, maestros y alumnos enfrentándonos a una metodología para unos amigable y para otros no. Así es la vida. Después de que nos quejábamos tanto porque nuestros niños y jóvenes vivían pegados a las pantallas, ahora todos estamos cansados de usarlas. Sin embargo, la tecnología hizo posible la comunicación con nuestros seres queridos que se encuentran lejos para tener con ellos momentos agradables, tertulias, fiestas, celebraciones y juegos a través de la distancia.
Tendremos para recordar de la COVID-19 todo aquello que nos hizo fuertes y que quizás de aquí en adelante lo tendremos listo para una próxima eventualidad…
- El amor, en todas sus dimensiones. Dar sin esperar nada a cambio, entregarlo todo.
- Valorar lo que se tiene: la familia, el trabajo, las personas, la casa, el hogar, la naturaleza y, en especial, la vida.
- La familia, como el centro y raíz de la persona, la unión familiar, tenerlos cerca, amarlos, defenderlos, protegerlos y cuidarlos.
- La fe, como un instrumento para creer que hay un ser superior del cual dependemos, que nos ama, nos cuida y quiere lo mejor para todos, pero, que en ocasiones es el hombre quien decide por su vida y la de los demás, teniendo confianza y fe que esta situación pronto pasará.
- La creatividad, como el valor que algunos tenían dormido y que por estas circunstancias la desarrollaron para crear, jugar, cocinar, montar programas, vender, animar y, sobre todo, aprender a amar.
- Ser héroes. Todos de una u otra forma nos hemos convertido en súper-héroes en este momento al no dejarnos ganar la batalla del pequeño enemigo, saliendo adelante de esta realidad, destacándose especialmente aquellos profesionales de la salud que han expuesto sus vidas por los demás.
- Servicio, como valor para darle rienda suelta a ese corazón que siente y se preocupa y mueve por los más necesitados.
- La alegría. Pese a la coyuntura no hemos dejado de sonreír, sacar el chiste, crear los memes y en algunos casos no nos hemos dejado llevar de la tristeza, la nostalgia, el aburrimiento y la incertidumbre, sin dejar de reconocer que en ocasiones nos tocaron la puerta.
- Reconocer y agradecer por todo lo que tenemos, por todos nuestros seres amados que nos acompañan. Cuántas veces dejábamos pasar por alto la mirada del hijo, la sonrisa de la esposa, la queja de la mamá, el brillo del sol, la noche fría y el cantar de los pájaros, es decir, no perder la capacidad de asombro pese a la incertidumbre.
- Dolor y duelo, palabras tan simples que no las hacemos parte de nuestra vida y que las vemos lejos… palabras que creíamos que solo tocaban la puerta del vecino y no a nosotros, y en esta ocasión nos tocaran la puerta a todos, sin excepción alguna, dejándonos claro que hacen parte de nuestra naturaleza humana.
A pesar de todo, siempre recordaremos el 2020 como un año que nos trajo un equipaje llamado COVID-19 cargado de dolor, tristeza, incertidumbre, miedos, nuevas experiencias, enseñanzas, aprendizajes, valores y, por qué no, la enseñanza de ser mejores personas cada día como lo mencioné en la columna anterior.
El COVID-19 nos llegó de sorpresa… nos cogió sin tener la maleta empacada. ¡Ánimo!
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