Así impactó la pandemia del COVID-19 a las finanzas del Tolima

La aparición del nuevo coronavirus ha impactado la calidad de vida de la población, la economía local y las finanzas destinadas para financiar el Plan de Desarrollo en el Tolima.

El secretario de Planeación departamental, Juan Pablo García, explicó que el panorama financiero del departamento cambió tan pronto apareció la pandemia del COVID-19 en Colombia.

Asimismo, reveló que el presupuesto para los años 2020-2023 se redujo en $200.000 millones, lo cual impidió que se ampliara la inversión en obras de infraestructura que se tenían proyectadas en diferentes zonas de la región.

EL OLFATO: ¿De qué manera se afectaron las finanzas del departamento tras la aparición del nuevo coronavirus?

Juan Pablo García: Los efectos del coronavirus sobre nuestro Plan de Desarrollo traen principalmente dos tipos de afectaciones: una en materia de recursos, debido a que el Gobierno Nacional y el Departamental debieron implementar medidas económicas y de salubridad con el fin de contener la propagación del virus.

Esta situación, conllevó en primer lugar a tomar medidas para realizar un reajuste del plan financiero elaborado inicialmente el 24 de febrero de 2020, el cual soportaba los techos presupuestales para el Plan de Desarrollo, ya que debíamos ser coherentes con la situación económica, atípica por la pandemia.

En segundo lugar, a una reorientación enmarcada en las prioridades para la atencion de la emergencia, así como la de encaminar actividades orientadas a la reactivación social y económica, circunstancia que fue ampliamente debatida al interior de la Asamblea departamental.

E.O: ¿Cuáles fueron los sectores del Plan de Desarrollo más perjudicados?

J.G: Cuando se entregó el plan financiero con el escenario de COVID-19, la labor se orientó a ajustarnos a esa condicion establecida, en ese sentido, al hablar de perjuicios se debe enmarcar a que afecto todo el plan, debido a que se preveen en ese escenario menos recursos.

Por lo tanto, mas que sectores, las actividades perjudicadas fueron aquellas asociadas a eventos masivos, talleres, participación en eventos nacionales e internacionales, y todas las que involucraran aglomeraciones de personas, por lo cual debieron ser ajustadas en materia de metas o alcance.

E.O: En medio de esta crisis sanitaria, ¿qué sectores se priorizaron?

J.G: Se priorizó lo concerniente a la atencion de la emergencia y los pilares orientados a la reactivación social y económica. En el pilar de equidad se encuentra toda nuestra apuesta social con $2,3 billones donde se destaca lo siguiente:

En el programa de salud y bienestar tenemos la modernizacion del laboratorio de Salud Pública para el cumplimiento de condiciones de acreditación, con ello se puede aumentar la capacidad de detección de infectados no solo en la emergencia del COVID-19, también en la vigilancia epidemiológica para conocer el comportamiento de las enfermedades en la población.  

Asimismo, el fortalecimiento de nuestra red de salud con el apoyo al desarrollo físico, tecnológico o financiero de la Empresas Sociales del Estado (ESEs) de Nivel I, II, III del departamento del tolima, donde se destaca la apertura de la clínica el Limonar del Hospital Federico Lleras para la atención no solo en esta emergencia, si no permitira atender casos de mayor complejidad.

Igualmente, los programas de educación, cultura, adultos mayores y las iniciativas productivas que beneficien a jóvenes, indígenas, afrodescendientes, ROM, LGTBI y personas con discapacidad.

E.O: En ese sentido, ¿se sacrificaron inversiones en obras de infraestructura?

J.G: Debe advertirse que, en virtud a la reproyección del plan de financiero, efectivamente el programa de infraestructura se ve afectado en las apuestas que inicialmente se tenían planteadas, dado que no se va a contar con los recursos previstos antes del COVID. 

No obstante, en aras de apalancar la reactivación económica a través de la inversión pública, se decidió solventar esa situación a través del cupo de endeudamiento, que inicialmente estaba previsto en $180.000 millones y en el ajuste al plan financiero se presentó por $150.000 millones, esta reducción de $30.000 millones conllevó a la impedir la ampliación de la inversión en obras de infraestructura, tales como la reducción de meta física en 30 km de intervención vial.

E.O: ¿Cómo eran las proyecciones antes y después de la pandemia?

J.G: La actual administración recibió el primero de enero de 2020 un presupuesto de inversión para los años 2020-2023 de $2.7 billones aprobado en el mes de noviembre de 2019 mediante ordenanza 016 de 2019.

Posteriormente en febrero de 2020 cuando aún no existían casos de COVID en América Latina y en Colombia, nuestras rentas presentaban un crecimiento positivo y en ascenso, arrojando unos techos presupuestales para la inversión de $3.03 billones más $463.000 millones provenientes del SGR para un total de recursos estimados para apalancar el plan de $3.3 billones.

Sin embargo, en abril de 2020 ya las finanzas de todos los entes territoriales por la pandemia comenzaron a sufrir la afectación económica en el mundo, en América Latina y en Colombia, nos obliga a reproyectar los ingresos bajo estas circunstancias, arrojando unos techos para la inversión de $2.8 billones a los cuales se les sumó $363.000 millones del SGR, quedando finalmente el Plan de Desarrollo por $3.1 billones.

E.O: Comparando los dos escenarios, ¿cuál fue el impacto financiero?

J.G: El impacto financiero sea este positivo o negativo afecta el Plan de Desarrollo, debido a que su formulacion final antes de ir a la Asamblea se realizó en un escenario con $3.1 billones que comparado frente al elaborado en febrero de 2020 cuando aún no existía la pandemia, nos da una disminución de $200.000 millones que se ven reflejados en $30.000 del cupo de endeudamiento y $170.000 al resto del plan, que conllevaron a reformular el alcance de las metas que se pretendía establecer.