En el año 2013, por los días en que se adjudicó la controvertida y cuestionada licitación a la firma Typsa, afirmé en varios medios locales que como estaban las cosas, los tiempos no cuadraban y que difícilmente la ciudad iba a cumplir con la infraestructura de los juegos.
De nada sirvieron las advertencias que algunos hicimos en que esos diseños de Typsa estaban sobredimensionados, pues como también se dijo en su momento, eran unas obras “faraónicas” que no tenían garantizada su financiación.
Dicho y hecho, pues cuando salió el documento Conpes de los Juegos Nacionales en julio de 2014, las cifras no cuadraron y la administración local debió admitir que los recursos consignados en el Conpes, más los aportes de la Gobernación del Tolima, no alcanzaban a cubrir los costos de lo que se estaba diseñando.
Hago esta breve referencia para mostrar que la actual coyuntura, donde Ibagué está a punto de quedarse sin los Juegos Nacionales, es el resultado de una pobre gestión, de falta de planeación y de la improvisación a que nos tiene acostumbrada la actual administración.
A lo que también debemos necesariamente sumar las serias advertencias que han hecho tanto la Procuraduría Provincial, como la Oficina de Transparencia de la Presidencia de la República, que apuntan a que los procesos contractuales relacionados con las adecuaciones y construcciones de los escenarios tienen serias falencias y no cumplen, aparentemente, con las mínimas condiciones de transparencia.
No creo que exista un solo ibaguereño que quiera que los juegos se vayan para otra parte. Pues además de legarle escenarios modernos y funcionales a las nuevas generaciones de deportistas, las obras y la celebración de los juegos en Noviembre de 2015, generarían una positiva dinámica económica local, traducida en generación de empleos e ingresos para diversos sectores económicos.
Por lo tanto, es menester de la ciudad, de los gremios, de sus líderes políticos, de los periodistas y de todos los ibaguereños que queremos a nuestra ciudad, hacer lo que esté a nuestro alcance para garantizar la celebración de las justas deportivas.
Desafortunadamente, y así muchos le pongamos todo el corazón y el empeño para sacar los juegos adelante, esa tarea le compete principalmente al Alcalde de Ibagué, y ya está visto que la ciudad no cree en Luis H, no confía en su gestión, no percibe su ficticio liderazgo y desconfía de su transparencia. En este sentido, dejarle esta responsabilidad a un irresponsable, es la mejor garantía de un mayúsculo fracaso. Por eso digo: Yo creo en los Juegos Nacionales, pero no en Luis H.
Posdata: El Alcalde y algunos sujetos de su inmediata camarilla, en su profundo desespero, además de achacarle la culpa del fracaso de los Juegos Nacionales a algunos periodistas, a los “críticos” y a funcionarios del Gobierno Nacional, han llegado al colmo de meter hasta en chismes al Presidente de la República.
En varios medios se ha escuchado al burgomaestre afirmar que algunas personas que odian a Ibagué le han llevado cuentos y desinformaciones al Presidente Santos. ¿Será que el Presidente, que vive tan ocupado, tendrá oídos y tiempo para chismes, embustes y cuentos?
Invito entonces al Alcalde Luis Hernando a que públicamente le diga a la ciudad, con nombre y apellido, quiénes son los chismosos que le han llevado cuentos al Presidente de la República. ¿O habrá que preguntarle al Presidente para salir de dudas?